En 2017 se cumplirá el centenario natal de quien es un referente de la cultura nacional
Incluye la publicación de un libro, una exposición en la galería al aire libre de las Rejas de Chapultepec y una función popular en el Zócalo de Ciudad de México
El ballet folklórico que fundó la bailarina y coreógrafa se presentará en plazas públicas del país de manera gratuita, anuncian
Sábado 24 de diciembre de 2016, p. 2
La publicación de un libro, una exposición en la galería al aire libre de las Rejas de Chapultepec y una función popular en el Zócalo de Ciudad de México son algunas de las actividades que se efectuarán en 2017 con motivo del centenario del natalicio de Amalia Hernández (1917-2017), fundadora del Ballet Folklórico de México y una de las figuras más relevantes en el ámbito cultural.
Amalia Hernández, quien convirtió leyendas, historias e imágenes de nuestra patria en una serie de más de 60 coreografías, fue una embajadora de México con su danza, pero también gran forjadora de muchas generaciones de bailarines.
De acuerdo con especialistas, Hernández fue una mujer visionaria que supo resaltar el valor artístico de la cultura mexicana cuando nadie pensaba que ello pudiera expresarse en un escenario. La investigación antropológica se convirtió en parte fundamental de su proceso creativo y de su trayectoria como representante del folclor mexicano.
Como parte de los festejos se anunció que el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, cuyo director general es Salvador López, y Viviana Basanta Hernández, su directora artística, desarrollará una gira nacional por Guadalajara, Pachuca, Querétaro y León, donde la compañía se presentará en plazas públicas de manera gratuita. También se planea realizar una serie de presentaciones en Europa, Estados Unidos y Asia.
Amalia Hernández nació el 19 de septiembre de 1917 en la Ciudad de México. Don Lamberto, su padre, fue un conocido político, militar y regente del Departamento del Distrito Federal de 1930 a 1931.
Desde pequeña Amalia mostró gusto por el baile y participó en los festivales infantiles de su escuela. Cuando tenía ocho años de edad expresó a su familia su afición por la danza.
En su texto Amalia Hernández: audacia y fuerza creativa
, publicado en la revista Casa del Tiempo de la Universidad Autónoma Metropolitana, Margarita Tortajada explica que en su infancia Hernández soñaba con ser bailarina y al dirigirse hacia la escuela primaria pasaba frente al Palacio de Bellas Artes.
“Su padre construyó un estudio en su casa, donde ella recibió clases privadas de importantes maestros de danza. Con Luis Felipe Obregón y Amado López aprendió danza mexicana; danza española con Encarnación López La Argentinita y ballet con la maestra francesa Nelsy Dambre y el ruso Hipólito Zybin”, escribió Tortajada.
Gracias a su sólida formación en danza clásica y moderna, Amalia Hernández adquirió gusto por los bailes autóctonos de las diversas regiones del país y como bailarina profesional empezó a desarrollar la idea de convertir el folclor mexicano en una propuesta teatral.
La necesidad de crear una institución oficial que impulsara la profesionalización de los bailarines en todas las ramas del arte dancístico dio lugar a la fundación de la Academia de la Danza Mexicana en 1947. En ese nuevo espacio, Amalia fue bailarina, maestra y coreógrafa.
Legado de una generación a otra
En 1950, Amalia Hernández fundó su propio grupo de ballet y con el tiempo logró que sus hijas Norma y Viviana se involucraran en la danza y con ello aseguró que su legado se transmitiera de una generación a otra. Hernández también promovió la creación del Ballet Moderno de México (BMM), con el que en 1952 tuvo la oportunidad de estrenar Sones michoacanos, una de las piezas que más han permanecido en el repertorio dancístico.
En 1954 desapareció el BMM, pero Amalia Hernández siguió trabajando con el Ballet de México, agrupación formada por ocho bailarinas fundada en 1952 y que para 1959 cambió su nombre para convertirse en el Ballet Folklórico de México, compañía con la que obtuvo el primer lugar en el Festival del Teatro de las Naciones de París, en el que compitió con 36 propuestas de todo el mundo, lo que provocó el lanzamiento internacional de Hernández y su compañía.
A lo largo de la historia, el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández se ha convertido en referente para las agrupaciones de ese género dancístico, con más de 100 giras internacionales por 60 países y más de 300 ciudades; además, es la única compañía mexicana que ha logrado obtener reconocimiento a escala mundial.
La bailarina y coreógrafa Amalia Hernández, quien fue distinguida con el Premio Nacional de las Artes en 1992, falleció en noviembre de 2000; sin embargo, su herencia continúa mediante su compañía que marca tendencia en la danza folclórica mexicana.