Opinión
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Ciudad Perdida

Temas ásperos en la Constituyente

Temor priísta al referendo

Mina participación ciudadana

E

l sentido político más importante que podría contener la constitución de la Ciudad de México está en peligro. El PRI ha decidido oponerse a cualquier forma de acercamiento con los habitantes de la capital, al impedir que el referendo sea la forma de decidir sobre el texto fundacional, y con ello destruyó la posibilidad de que la gente tome decisiones sobre los contenidos de la carta magna que habrá de regirla.

La discusión del tema, que no pudo lograr acuerdos de mayoría, se convirtió en una larga historia de argumentos de forma, donde la interpretación de la ley en la Constitución General no dejó lugar a un requerimiento urgente de participación que exige la gente de la ciudad.

El texto original que dio pie a la discusión es el numeral cuatro del artículo 74, referente a la estabilidad constitucional, que dice: El tribunal constitucional determinará los casos en que proceda el referendo para la aprobación de reformas de esta constitución.

Después de que se discutió en la Comisión de Principios y se aprobó el dictamen correspondiente, la palabra referendo desapareció del texto; sólo se pedía la aprobación de las dos terceras partes de los miembros presentes del congreso de la ciudad, como si se tratara, argumentó Julio Cesar Moreno, de aprobar a un juez o algo menor.

Era claro que se pretendía, de cualquier manera, debilitar la fuerza de la constitución, para que casi en cualquier momento, y de cualquier forma, se modificara el texto o, como se dice entre los políticos, se parchara, cosa que no se aceptó de entrada. Por eso, Porfirio Muñoz Ledo propuso que las reformas o adiciones fueran aprobadas por al menos un número de alcaldías que represente más de la mitad de la población, y señaló que las reformas podrán ser sometidas a referendo. La diputada Elvira Daniel se opuso a la idea de que las alcaldías tomaran parte en el asunto porque, advirtió, si la población aceptaba o rechazaba los cambios, no se requería del voto de las demarcaciones. Ahí apareció el PRI.

Para los miembros de ese partido el asunto del referendo era inadmisible, y echaron por tierra la posibilidad de que se aprobara, por lo que se regresó a la comisión, que tendrá que volver sobre el asunto y plantear una nueva redacción, donde esa figura ocupe un lugar, porque es una postura irreductible de las izquierdas.

Tampoco es ese el único asunto áspero. El martes pasado se discutió y se mostraron las diferencias ideológicas entre los constituyentes. Eso fue a raíz de la redacción del artículo 26 –donde se asienta la idea de las funciones de la hacienda pública–, en el cual se advierte de la progresividad fiscal, es decir, de los impuestos. Toda la derecha subió a tribuna a defender la propuesta del panista Ernesto Cordero, quien propuso que se eliminara el termino progresivo.

El debate se dio entre el PAN y el PRI unidos, contra Morena y Movimiento Ciudadano, con el silencio del PRD. La propuesta panista no pasó, y habría que decir que, dado ese resultado, la coordinadora perredista, Dolores Padierna, sufrió las amenazas del mexiquense César Camacho, ex líder nacional del PRI, quien le advirtió que ese tropezón se lo iban a cobrar, porque se había roto un acuerdo.

Hoy seguirán los trabajos de la Constituyente, y las discusiones también.

De pasadita

Ayer, en un restaurante del Centro Histórico, el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, se reunió con los periodistas que dan cobertura a su labor cotidiana. Hablaron de muchas cosas, pero lo que más llamó la atención fue que hiciera un compromiso con los reporteros para repetir la comida el año próximo, sea como titular del Poder Ejecutivo de la capital o como candidato a la Presidencia de la República. Es compromiso.