l domingo 11 de diciembre, en la carretera México-Toluca, la senadora por el Partido del Trabajo Ana Gabriela Guevara fue golpeada por cuatro hombres. Gabriela regresaba de Valle de Bravo cuando una camioneta derribó su motocicleta. ¿Fue de gratis o traían algo en contra de la legisladora?

¿Cuántas mujeres andan en moto en nuestro país? ¿Cuántas se movilizan en bicicleta?

Eran cuatro personas repartiendo patadas sin ninguna medición de nada. La golpearon en la cara y en el torso. ¿La agredieron por ser una mujer en moto? Ana Guevara es un personaje público. Después de la golpiza, Karina Rincón, la acompañó a interponer una denuncia. Ana Gabriela, la cara casi irreconocible, pudo denunciar llorando la agresión sufrida, en cambio, miles de mujeres terminan asesinadas. Julio Hernández López apunta en Astillero: Violencia física y sicológica constante contra las mujeres, asesinatos, en el peor de los casos, forman parte de la diaria realidad de México, en una espiral de atropellos y agresiones que se extiende a toda la población, como parte de la debacle ética, cívica y social de nuestro país.

Todos sabemos que Ana Gabriela Guevara ha honrado a México. Ganadora de la medalla de plata en las Olimpiadas de Atenas, en 2009, la escuché hablar espléndidamente en un mitin cuando se presentó para jefa delegacional de la Miguel Hidalgo, que finalmente ganó Demetrio Sodi, del PAN. Hoy, Ana Gabriela exige un alto a la violencia y pide respeto, el más básico de los valores y que parece ajeno a la mayoría de los ciudadanos: Yo no ofendo a nadie, no uso chofer ni escoltas. Ando sola.

Para nosotras, mexicanas, es imposible vivir sabiendo que nos pueden matar a la vuelta de la esquina.