La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) rindió ayer un homenaje a la filósofa Juliana González Valenzuela, doctora honoris causa por esa casa de estudios y profesora emérita de la Facultad de Filosofía y Letras (FFL), por sus 80 años de vida y por su trayectoria dedicada al fortalecimiento de las humanidades.

Durante la ceremonia, realizada en el auditorio Alfonso Caso, el rector de la universidad, Enrique Graue Wiechers, se refirió a la ex directora de la FFL como “una universitaria excepcional, ícono de esta casa de estudios, y cuyo pensamiento ha influido a las humanidades, a las ciencias naturales, de la salud, a la genómica y a las neurociencias.

Hay en Juliana González una suerte de mestizaje intelectual. Abrevó, como discípula del filósofo Eduardo Nicol, mucho del pensamiento de lo mejor del exilio español del siglo pasado y lo amalgamó espléndidamente a su lúcido pensamiento mexicano y universal. Es por eso que es una universitaria excepcional, aseveró Graue.

Acompañado del secretario general de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas; del coordinador de Humanidades, Alberto Vital, y de la directora de la FFL, Gloria Villegas, el rector señaló que la académica –reconocida con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2004 y con el Premio Universidad Nacional en 2007– ha compartido, con el producto de sus saberes, investigaciones y creatividad intelectual, su curiosidad por el pensamiento, y ha marcado el rumbo a seguir en temas que van desde la ontología a la bioética.

La homenajeada, quien es integrante de la Asociación Filosófica de México y del Instituto Internacional de Filosofía, compartió pasajes de su vida como estudiante, profesora, investigadora y directora universitaria.

Fue al estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria –rememoró– donde el destino la acercó a grandes profesores exiliados españoles y su maestra Carmen Rovira, quien la introdujo a los estudios filosóficos.

Hace 50 años fue ayudante de profesor de ética en el Colegio de San Ildefonso, después ingresó al Instituto Nacional Indigenista, dirigido por Antonio Caso; realizó también crítica de arte, lo que le permitió conocer y cultivar amistad con la pintora Remedios Varo.

Como estudiante en la FFL se rencontró con los maestros en el exilio y se acercó a la filosofía marxista, el existencialismo y la filosofía clásica alemana de Heidegger.