Sociedad y Justicia
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Serán de utilidad para trabajadores

Crean dos exoesqueletos para cargar objetos pesados
 
Periódico La Jornada
Lunes 22 de agosto de 2016, p. 43

Disminuir el esfuerzo físico realizado por trabajadores de la industria al cargar objetos pesados, fue el propósito de científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN) para construir y perfeccionar dos exoesqueletos que aumentan la fuerza del usuario.

Al igual que un traje sastre, los exoesqueletos o robots se hacen sobre pedido. En este caso, los desarrollados por el Cinvestav están personalizados a la medida del investigador Ricardo López Gutiérrez y de sus alumnos de maestría y doctorado.

Los artefactos se adecuan a las medidas físicas, de seguridad y amplitud de los movimientos de los músculos neumáticos, los cuales proveen de fuerza a la vestidura metálica.

El equipo del laboratorio de la Unidad Mixta Internacional (UMI) del Cinvestav trabaja en dos exoesqueletos, uno tipo chaleco de soporte físico para levantar objetos pesados, y otro que recubre el codo para incrementar la fuerza. Fueron creados para ser utilizados por el personal que realiza trabajos pesados en el sector productivo.

El estudiante de doctorado Irving Rosales Díaz se dedica a mejorar el diseño del chaleco metálico, con el fin de reducir el peso que recae en la espalda al levantar objetos pesados.

El robot cuenta con músculos neumáticos que funcionan con el principio de inyección de aire. Con ello se fortifica el movimiento natural del cuerpo y se provee la potencia necesaria para soportar hasta 70 kilogramos.

La resistencia que ejerce el instrumento es controlada por unos sensores de fuerza, localizados a manera de antena en la nuca del usuario. Asimismo, el exoesqueleto que recubre el codo es híbrido, porque está construido con músculos neumáticos y motores eléctricos, y su estructura fue elaborada con materiales ligeros y moldeables, como aluminio y nylamid.

Su capacidad de carga es de aproximadamente 20 kilogramos, especificó el investigador López Gutiérrez. Todos los trajes fabricados en el laboratorio UMI contienen sensores de fuerza que controlan los movimientos de los robots y están conectados a una fuente alterna de energía eléctrica, recalcó el estudiante Rosales.