La actividad bancaria está creciendo de 4 a 5 veces el PIB
Para el directivo, a partir de aceptar que hay cosas que mejorar, también se debe reconocer que México está muy bien. Piensa que hay dos opciones: o seguir lamentándonos de que todo está mal, o mejorar las cosas y ver qué situaciones buenas existen
Lunes 22 de agosto de 2016, p. 26
La sensación de inseguridad que se percibe en algunas regiones del país es uno de los motores que alientan el pesimismo que sienten varios sectores sociales respecto de la situación del país. Hay sin duda cosas que mejorar
, dice Marcos Ramírez Miguel, director general del Grupo Financiero Banorte. Tenemos dos opciones: seguirnos lamentando de que las cosas van mal, o mejorarlas y ver qué cosas buenas hay
, apunta en entrevista con La Jornada.
La institución convocó para esta semana el Foro Estrategia Banorte. Además de funcionarios federales y gobernadores, estarán los principales directivos de tres de las empresas más importantes del país: Cemex, Bimbo y Femsa.
La idea del Foro es juntar a los consejeros del grupo financiero, a los medios y gente de mucho calado, explica. Es un alto en el camino porque el día a día no deja ver todo lo que está pasando. Es una oportunidad de plantear cómo está México y hacia dónde va; qué cosas son buenas, cuáles mejorables y hacia dónde queremos ir, abunda.
En esta ocasión, dice, el Foro se presenta en el momento ideal porque hay mucha estática que no deja escuchar y ver con claridad lo que pasa. Hay muchas áreas por mejorar pero las cosas van bien en el país, considera Ramírez Miguel.
“Nosotros –en el banco– podemos adelantar qué está pasando con base en lo que vemos en el mercado. Estamos en todos los estados de la República, en todos los sectores y tenemos la visión de qué está pasando. Nos damos cuenta de que hay mucha demanda de servicios bancarios, que eso al final es muy bueno. Un banco es la correa de transmisión entre el que tiene dinero y el que lo necesita. Se ve que está funcionando muy bien la correa y que estamos agarrando tracción como país”.
El mensaje que Banorte quiere enviar con la realización del foro, que este año celebra su cuarta edición, es que a México le faltan cosas, sí, pero es un buen país para hacer negocios, para estar y para vivir
, asegura.
Marcos Ramírez se define como un optimista documentado
. A partir de ese posicionamiento, considera que, efectivamente, hay muchas cosas por mejorar en el país. Abres los periódicos y lo que se ve no es bonito. Pero con la aceptación de que hay cosas que mejorar, México está muy bien, y tenemos dos opciones: seguirnos lamentando de las cosas que van mal, o mejorarlas y ver qué cosas buenas hay. Ese es el mensaje que queremos mandar
.
–¿Cuáles son las cosas mejorables?
–Una es intangible. En México está mal visto socialmente hablar bien de México. Vas a una junta y empiezas a hablar bien de México y todo mundo te golpea. Eso hay que cambiarlo. Vamos a hablar bien de lo bueno. La otra es, está súper trillado, seguir trabajando mucho en el estado de derecho, que se cumpla la ley. Que todos pongamos nuestra contribución para que en México haya estado de derecho. La ley ya está, ahora es que se cumpla.
–¿A qué atribuye la coexistencia de esta situación de optimismo documentado
, donde usted mismo se ubica, y el pesimismo que se refleja en diversos círculos y estratos sociales?
–Son como bolas de nieve que se van retroalimentando y llegan a lo que digo: está socialmente mal visto hablar bien de México. Todo mundo ve lo malo y escarba en lo malo. Es como algo sicológico que nos pasa a todos. Lo que vemos, queremos verlo mal. Pero basta con que se miren los números de verdad y se comparen experiencias de otros países. México pinta bien. Tenemos como vecino al principal consumidor del mundo; tenemos todos los recursos naturales y el mexicano es trabajador. Sin embargo, somos un poco pesimistas. Hay que cambiar ese espíritu.
–Mencionó que ve al banco como una correa de transmisión. En los meses recientes ¿qué ha observado sobre el comportamiento de los negocios?
–Es exactamente el punto. Nos quejamos, pero la actividad bancaria está creciendo de cuatro a cinco veces el producto interno bruto, tanto en créditos como en depósitos. Realmente los mexicanos están depositando su dinero y realmente estamos prestando. Son datos públicos para todo el país y toda la banca. Los bancos no inventamos hoy que mañana nos van a pedir un préstamo, los vemos venir, los preparamos durante meses, en el caso de los grandes créditos. Y se ve venir que todavía va a haber mucha demanda de crédito.
–Con ese panorama, ¿por qué cree que hay esa sensación de pesimismo que se refleja en las encuestas que elabora, por ejemplo, el Inegi, o las que se publican en la prensa?
–Son varios factores. Uno, pero no el único, es la sensación de inseguridad. La prensa, las redes sociales, que por un lado ayudan pero por otro lado multiplican todo: todo el mundo está metido en ellas; hay una sensación de inseguridad que permea hasta estos niveles. Yo creo que esa es una de las razones importantes.
–¿Cree que haya algún tipo de desencanto, a nivel general, con el efecto de las reformas impulsadas por el gobierno?
–Las reformas, y ha pasado en todos los países, generan demasiada expectativa de corto plazo. No hablo sólo de México. Pasó ya en 1994, con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que entró en vigor al mismo tiempo de la aparición del Ejército Zapatista, y pasó literalmente de noche. Ahora, 22 años después, es una reforma que todo mundo dice: mis respetos
. Las 11 reformas aprobadas en el actual gobierno son de calado muy grande, pero con efecto de mediano y largo plazos. Sí creo que tienen un componente de que todo el mundo creía que al día siguiente iban a verse (sus efectos). Los efectos, por ser reformas de gran calado, se van a ver dentro de tres, cuatro o cinco años y luego para toda la vida, pero tienen una meseta de madurez donde tenemos que esperarnos un tiempo. No es que se sobrevendieran, sino que la gente las sobredimensionó a corto plazo.
–¿Cree que hubo un error en generar, porque no fue sólo la gente, también desde el gobierno, la expectativa de que en poco tiempo se iban a ver los resultados?
–No. Esto es mucho como el movimiento del péndulo: se va para un lado y para el otro. Para que (las reformas) se aprobaran se habló mucho de los beneficios y la gente pensaba que los beneficios iban a ser de corto plazo. Aunque desde que se estaban aprobando y desde que se propusieron se decía que eran de mediano y de largo plazos. Lo que pasa es que todo mundo empezó a hablar de ellas y ahora están de alguna manera, como el término que empleaste, un poco desencantados. Pero yo creo que es temporal, hasta que se empiece a ver la tracción que van a ir agarrando estas reformas.
–¿Cómo se puede sortear esta percepción de corto plazo para fijar la mirada en el largo plazo, que es uno de los temas del Foro que organiza Banorte?
–Precisamente para eso hicimos el foro. El planteamiento es ver qué está pasando, sortear la situación, hablar bien. Insisto, es un optimismo documentado. Las cosas van bien, aunque hay otras cosas muy mejorables, pero no se puede nada más voltear a ver lo malo. Así nunca se avanza. Debe haber conciencia de que hay cosas por mejorar e identificarlas. Pero también fijarse en el mediano y largo plazos.
–¿La situación actual puede afectar las perspectivas de mediano y largo plazos?
–No, a menos que caigamos en ese pesimismo que se retroalimenta y nunca salgamos de ahí. Pero no creo, porque el corto plazo está influenciado por el sentimiento de negatividad, pero a la vez hay una realidad y la realidad es que se está construyendo muchísimo, se están demandando créditos, haciendo nuevas fábricas, invirtiendo en la infraestructura que necesita el país y construyendo carreteras. Se están haciendo muchas cosas. Perdón que insista: sería bueno viajar por el mundo y ver que no necesariamente ese es el caso de todos los países.