México, último lugar salarial
En el sótano latinoamericano
¿Quién recuerda el acuerdo?
plazado una y otra vez el acuerdo tripartito para un aumento al salario mínimo
(pendiente desde octubre de 2014), todo apunta a que el próximo diciembre la respectiva Comisión Nacional (Conasami) tenga a bien decretar otro aumentazo al mini ingreso de… 2 pesos, para más adelante
posponer de nueva cuenta el citado acuerdo. Y así hasta que concluya el sexenio.
Dos años después de la propuesta original –surgida desde el gobierno del entonces Distrito Federal– y de la voluntad política
de saliva del gobierno federal y su sector patronal (o al revés) para actuar en consecuencia, el salario mínimo se mantiene en el subsuelo y en aumento el número de trabajadores que lo recibe, lo que otorga la medalla de oro a México como el país con el menor mini ingreso real en toda América, cuando menos.
Mientras llega diciembre para que la Conasami autorice otros 2 pesos al salario mínimo, el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (Cesop) de la Cámara de Diputados ofrece un paseo temático con la intención de que la lectoría documente su optimismo. Va, pues.
En nuestro país casi 7 millones de personas perciben un salario mínimo o menos de remuneración por su trabajo. Como parte de los datos del Inegi se observa, entre otras cosas, que la cantidad de trabajadores mexicanos que obtienen ese nivel salarial ha mostrado una tendencia ascendente desde 2007.
Para 2015 de cerca de 44.3 millones de personas que conformaban la población ocupada en México, 6.8 millones recibían un pago de salario mínimo. Frente a la errónea percepción en algunos sectores sociales de que en el país no existen personas que sean remuneradas con un salario mínimo o que el mismo sólo es un parámetro para la imposición de multas, los datos del Inegi muestran que la cantidad de trabajadores que son remunerados con un salario mínimo es la más alta de la historia.
Cuando se examinan los salarios mínimos reales para los países latinoamericanos es posible percatarse de la magnitud del deterioro de esta variable en México. Al confrontar los datos de las remuneraciones recibidas por los trabajadores de otras naciones en el mismo periodo, se identifica la cuantía de las remuneraciones salariales en diversos países durante 2014. En este sentido, México tuvo en dicho periodo –como en otros varios años– el menor índice de salarios mínimos reales de toda América Latina.
Mucho menos de la mitad del dinero correspondiente a un salario mínimo fue obtenido por los trabajadores mexicanos en comparación con los pagos logrados por los de Honduras y Uruguay en el mismo periodo, mientras trabajadores de Nicaragua, Brasil y Bolivia duplicaron las percepciones logradas por nuestros connacionales en 2014. Y la información proviene de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Si la confrontación de los datos correspondientes a salarios mínimos reales se hace respecto de algunas de las naciones consideradas junto con México como emergentes o con las economías en desarrollo más grandes, la situación vuelve a ser desventajosa para los mexicanos. Frente a envidiables incrementos salariales en 2012 del orden de 14.4, 9 u 8.5 por ciento en Ucrania, China y Rusia respectivamente, México –de acuerdo con los datos de la OIT– registró crecimientos negativos en 2012 y 2013.
Otros elementos de referencia son los datos relativos al número de horas trabajadas anualmente y los días de vacaciones pagadas por año a nivel mundial. Así, la capital mexicana se sitúa como una de las tres ciudades del mundo donde se labora el mayor número de horas al año y proporcionalmente se tienen menos horas de vacaciones en el mismo lapso. Los trabajadores de diversas latitudes laboran muchas menos horas en un año que los mexicanos, y gozan de temporadas vacacionales más amplias que los trabajadores nacionales.
Si bien es cierto que del último trimestre de 2012 –fecha de aprobación de la reforma laboral
– a mayo de 2016 existe una ligera disminución de la tasa de desocupación nacional (de alrededor de 5 a 4 por ciento), tal baja se ha caracterizado por el aumento de fuentes de empleo inestables y de bajos ingresos económicos, situación que ha propiciado la precarización del mercado laboral.
Al respecto, se puede argumentar que entre el primer trimestre de 2013 y el mismo periodo de 2016, el total de personas ocupadas en México aumentó levemente, pero ese aumento fue gracias a la generación de puestos de trabajo que pagan bajos salarios o debido a la creación de micro negocios poco exitosos. Además de que la generación de ese tipo de empleos es remunerado cuando mucho con un salario mínimo y en esos casos está 67 por ciento del total de empleos generados en el periodo, aunado al hecho de que la mayor parte de estos trabajadores se encuentran fuera de la cobertura de la seguridad social.
Se ha identificado que para el primer trimestre de 2016 la ocupación en México de aquellos trabajadores que ganaban más de cinco salarios mínimos se redujo en 2.2 millones con respecto al nivel que existía en 2008. Lo anterior describe el avance de la precarización del mercado laboral mexicano: la creación de fuentes de empleo de baja remuneración y la desaparición de las que reportaban ingresos relativamente altos.
Destaca el hecho de que luego de las reformas a la Ley Federal del Trabajo emitidas en 2012, el porcentaje de trabajadores mexicanos en pobreza laboral permanece prácticamente inalterado: 41.7 por ciento del total (índice de pobreza laboral, elaborado por el Coneval, por medio del cual se conoce el porcentaje de la población que no puede adquirir la canasta alimentaria a partir de su ingreso laboral).
En diversas mediciones de opinión pública en torno a los efectos de la reforma laboral
queda claro que al menos la mitad de las consultas registradas coinciden en que con la reforma laboral
las prestaciones y el empleo han empeorado desde 2012. Coincidentemente con otras mediciones, los datos obtenidos por el Cesop reafirman la percepción de que las reformas laborales efectuadas a finales del año 2012 no necesariamente se traducen en un beneficio para los trabajadores del país, sino más bien arrojan ventajas para el sector patronal (la proporción de quienes piensan que las reformas laborales generan mayores beneficios a los empresarios que a los trabajadores es de casi 7 a uno).
Pero, bueno, Navarrete Prida dice que hay voluntad política
para lograr el citado acuerdo
. Ajá.
Las rebanadas del pastel
Y ayer el billete verde se vendió a 19.05 masacrados pesitos.
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