La tercera parte de la humanidad no puede ver la Vía Láctea
Domingo 12 de junio de 2016, p. 33
Washington.
Más de 80 por ciento de la humanidad vive bajo cielos inundados de luz artificial y un tercio de la población mundial no puede ver la Vía Láctea, según un nuevo atlas mundial de la contaminación luminosa. El mapa, publicado el viernes en la revista estadunidense ScienceAdvances, permitirá estudiar la iluminación artificial como contaminante con impacto potencial sobre la salud y la ecología, explica el equipo internacional de investigación que elaboró el estudio.
Este nuevo atlas provee una documentación esencial del medio ambiente nocturno en momentos en que la tecnología de la lámpara de diodos electroluminosos (LED) se impone cada vez más en el mundo
, explica el jefe del equipo, Falbio Falci, investigador del Instituto Italiano de la Tecnología y de la Ciencia de la Contaminación Luminosa.
Los niveles luminosos de la tecnología LED y sus colores podrían lamentablemente llevar a una duplicación o a una triplicación de la luminosidad del cielo en las noches
, según afirma. Ya en Europa occidental quedan pocos lugares donde, en la noche, el cielo sigue relativamente poco contaminado por la luz artificial, sobre todo en Escocia, Suecia, en Noruega y en ciertas partes de España y de Austria.
La contaminación de luz artificial no es ya solamente una molestia para los astrónomos, sino que altera profundamente la posibilidad para la gente de observar y admirar la bóveda celeste en la noche. Incluso leves aumentos de la luminosidad durante las noches sin Luna afectan esta experiencia, dicen los científicos.
La contaminación luminosa atrae poco la atención y a diferencia de otras, sus niveles no son casi medidos, expresan los investigadores. Esos mismos investigadores, incluyendo a Falchi, crearon en 2001 el primer Atlas mundial de la luz artificial. Esta actualización permite tener mayor precisión gracias a nuevas herramientas y a la utilización de nuevas imágenes provenientes de satélites equipados con cámaras de muy alta resolución.
De esta manera, el atlas muestra que más de 80 por ciento del mundo y 99 por ciento en Estados Unidos y de Europa occidental viven bajo cielos contaminados por luz artificial. Este mapamundi de la luminosidad del cielo revela que ciertos países experimentan niveles tan altos de contaminación luminosa –como Singapur– que los habitantes no saben realmente lo que es una noche oscura. En esos lugares, la mayor parte de la población vive bajo cielos tan contaminados de noche que sus ojos no pueden adaptarse completamente a la visión nocturna.
Por otro lado, el atlas muestra que los países menos afectados por la luminosidad nocturna son Chad, la República Centroafricana y Madagascar, donde más de tres cuartos de la población vive en lugares preservados, con noches realmente oscuras. Además de representar un problema para la astronomía, las noches con gran luz artificial afectan igualmente a los animales y a otros organismos nocturnos, advierten los especialistas.