Irán insiste en aumentar fuertemente su cuota; Arabia Saudita ofrece mantenerla
Viernes 3 de junio de 2016, p. 19
Viena.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) fracasó el jueves en su intento por acordar una estrategia clara de producción petrolera, ya que Irán insistió en aumentar fuertemente su suministro, aunque su archirrival Arabia Saudita, y el mayor productor de crudo, prometió no inundar el mercado con barriles adicionales e intentó tender puentes en la organización.
Las tensiones entre ambos países frustraron varias reuniones anteriores de la OPEP, incluida la de diciembre de 2015, cuando el grupo no pudo fijar un objetivo formal de producción por primera vez en años.
No obstante, las asperezas disminuyeron el jueves cuando el nuevo ministro de Energía de Arabia Saudita, Khalid al-Falih, mostró que Riad quería ser más conciliador y su par iraní, Bijan Zanganeh, mantuvo sus críticas a Riad en un mínimo inusual.
El cártel de 13 países, que bombea 32.5 millones de barriles por día (bpd), alrededor de un tercio del crudo mundial, eligió además a un nuevo secretario general, el nigeriano Mohammed Barkindo, quien sucederá el primero de agosto a Abdallah El Badri, y decidió admitir en julio a Gabón como miembro número 14 de la organización de países en su mayoría del golfo Pérsico, que incluyen a los latinoamericanos Venezuela y Ecuador. El Ministerio de Energía de Qatar anunció que los miembros de la OPEP acordaron reunirse en septiembre en Argelia, con motivo de un foro global de energía.
Arabia Saudita y sus aliados del golfo Pérsico trataron de proponer a la OPEP fijar un nuevo límite de producción colectiva, en un intento por restablecer la importancia del cártel. Pero la reunión concluyó sin una nueva política ni un techo a la producción en medio de la resistencia de Irán.
Terminada la reunión, los inversionistas se animaron con la caída de las reservas semanales en Estados Unidos y propiciaron que los precios del crudo terminaran con ganancias, incluso el Brent en Londres rebasó los 50 dólares por barril, lo que no ocurría desde el pasado noviembre.
Presionados por una oferta excedentaria y una demanda tibia, los precios llegaron a caer a 26-27 dólares en enero y febrero pasados. Desde entonces han subido más de 80 por ciento, a medida que la demanda mundial se ha revigorizado y al mismo tiempo ha declinado la producción de países no miembros de la OPEP.
En los pasados dos años, el mercado se ha acostumbrado a los enfrentamientos entre los dos enemigos políticos Arabia Saudita e Irán, involucrados en forma indirecta en guerras en Siria y Yemen.
Arabia Saudita frustró en abril los planes de congelar la producción global de crudo que buscaban estabilizar al mercado petrolero. Riad dijo entonces que se sumaría al acuerdo, en el que también habría participado Rusia –que no integra la OPEP–, sólo si Teherán se plegaba al compromiso.
Teherán argumenta que se le debe permitir llevar su extracción a los niveles previos a las sanciones globales que le fueron impuestas por su programa nuclear y que ya fueron removidas.