Abrirá su muestra Ciudades circulares en el Centro de Cultura Casa Lamm
Mi obra se ha vuelto abstracta, muy barroca, afirma en entrevista con La Jornada
“Soy un hombre lúdico que sabe disfrutar los colores, la vida y su libertad’
Se le antoja hacer instalación, indica
Ese conjunto de 10 cuadros reafirma su formación autodidacta
Viernes 3 de junio de 2016, p. 3
Las urbes de Emilio Payán Stoupignan (CDMX, 1964) no son las que conocemos; son metrópolis imaginarias del pasado o del futuro en las que el artista se figura cómo es vivir con colores, sin automóviles, sin contaminación, con alegría.
La ciudad es el tema principal del pintor y director de Tiempo Extra Ediciones desde hace 25 años, sin embargo, ahora se transforma y se suelta en 10 cuadros (el catálogo virtual contiene 18) que Payán presenta con el título Ciudades circulares en el Centro de Cultura Casa Lamm.
Perdí un poco las formas geométricas de los edificios, los rectángulos, triángulos y cuadrados. Mi pintura se ha vuelto abstracta, muy barroca
, expresa en entrevista y admite que su obra siempre fue recargadísima
.
También son las urbes imaginarias de un derrotero en el que el artista está: Un camino de imaginar estas ciudades
. Sobre todo es una gran libertad que tengo para vivir y pintar
.
Señala que es muy difícil mezclar todos los colores, pero hay que atreverse. He podido un poco conjuntar todo esto, pero el camino de la pintura es largo. Esto es la consecuencia de muchos años de trabajo, de mi madurez, de poder pintar con más tranquilidad, más lo que quiero
.
En ese conjunto de obra Payán reafirma su formación autodidacta, así como la libertad que tiene para hacer las cosas. Soy un hombre libre y he pintado lo que me gusta. Pinto compulsivamente todos los días (cuatro horas en la mañana y cuatro por la tarde). Pintar es una forma de vida y una forma de vivir esta ciudad. Es violenta, pero pinto la otra parte
.
Rencuentro con Gaudí
–¿Se ha sentido marginado por ser autodidacta y no pertenecer a alguna generación de La Esmeralda o la ENAP?
–Sí, es un tema un poco difícil. No siento pertenecer a ningún grupo. Por un lado está bien, me gusta mucho este estilo propio que me ha mantenido al margen de todas las corrientes. Pero, sí me aisló y me aíslan, es mucha la competencia entre los artistas, los celos, la envidia.
“No hago mucho caso de eso, tengo amigos artistas, otros los he perdido; otros allí siguen, pero sí es muy difícil que te reconozcan como pintor si no tienes un respaldo académico.
La vida me ha enseñado qué es la libertad. Soy un hombre observador: miro y aprendo.
El cuadro más grande de Ciudades circulares –el título viene de la idea de cerrar círculos en la vida– es Ciudad cosmética (2016), de 2 por 2.50 metros, un formato ligeramente mayor a lo que Emilio Payán acostumbra. Como pinto compulsivamente, tengo que tener un cuadro grande para que me dure la tela. Trabajo dos, tres semanas, un mes, cada lienzo. Son cuadritos, cuadradísimo, como le llamo. Es muy entretenido
.
Los edificios ya no se perciben tanto como torres, sus formas se han vuelto más orgánicas después de un viaje el año pasado a Barcelona, donde se rencontró con Gaudí. En Ciudad cosmética ha pintado con la materia prima, es decir, “aplico el color con peines, popotes, aretes, bisutería, botones, papel japonés –a modo de collage–, cuyo colorido también está en la ciudad”.
El título viene del hecho que Payán ha integrado también estuches de sombras con los que las mujeres se pintan los ojos.
Las redondeces o cuadrados de las sombras se confunden con las miles de ventanas coloridas de los edificios.
Francisco Reyes Palma, en el texto que escribió para la exposición, habla de las influencias del pintor: Gustav Klimt, Friedensreich Hundertwaser y Paul Klee.
Emilio Payán añade: Siento tener influencia de mí mismo, de mi vida propia, de los viajes que he hecho
. El cuadro más reciente, Movimiento, es el más abstracto.
–¿Adónde cree que le llevará la pintura?
–Se me antoja mucho hacer instalación. Tengo una escultura de rines de bicicleta que no he podido desarrollar. Digo que la pintura me lleva a caminos desconocidos y eso es padre. Me encanta atreverme y hacerlo. Pretendo seguir pintando lo que observo, siento y vivo.
Me gusta mucho experimentar, no me da miedo jugar ni echar a perder. Es una parte de mi niñez que me gusta sacar. Cuando me aburro de pintar, empiezo a pegar con resistol y eso me calma, me relaja mucho. Soy un hombre lúdico que sabe disfrutar los colores, la vida y su libertad.
Ciudades circulares, de Emilio Payán Stoupignan, será inaugurada el miércoles 8 de junio, a las 19:30 horas, en el salón Espacio Visual, del Centro de Cultura Casa Lamm (Álvaro Obregón 99, colonia Roma).