Busca condiciones más favorables para la visita de su familia, señala su abogado
sucia y fea, dice
Profesionistas de la frontera han declinado la oferta de asumir la representación del capo
Viernes 13 de mayo de 2016, p. 9
Ciudad Juárez, Chih.
Joaquín El Chapo Guzmán Loera está molesto porque le asignaron una celda sucia y fea
en el Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 9 de Ciudad Juárez, adonde lo trasladaron el fin de semana pasado, informó su abogado Andrés Granados Flores.
El presunto líder del cártel de Sinaloa espera para este fin de semana la visita de su esposa, la estadunidense Emma Coronel, pero el defensor no supo si con sus hijas gemelas. Los reos nuevos sólo tienen derecho a un familiar, sábado o domingo.
Joaquín se queja de que la celda está sucia y quiere que las condiciones sean más favorables para los miembros de su familia, ya que ahora requiere más esfuerzo para verlos
, agregó Granados Flores.
El defensor dijo que el domingo pasado pudo ver a su cliente e informarle de los amparos obtenidos, uno para que no lo extraditen y otro para que lo regresen al penal del Altiplano, en el estado de México.
El equipo de defensoría legal del narcotraficante mantiene, además, dos solicitudes de amparo en los juzgados locales de distrito para frenar la extradición y el aislamiento.
Sin embargo, agregó el abogado, el capo vive en la incertidumbre por la posibilidad de ser extraditado sin autorización, pese a los amparos conseguidos.
Dijo que a El Chapo lo representan abogados de la Ciudad de México, ya que en Juárez las barras y colegios de profesionistas han declinado la oferta.
Será complicado que un despacho local tome el caso, coincidieron Jorge Echavarría, presidente de la Barra y Colegio de Abogados de Ciudad Juárez, y Eduardo Mariscal, representante de la Federación Estatal Chihuahuense de Abogados Zona Norte.
Además del riesgo de litigar en favor de un capo, la burocracia que rige en el Cefereso 9 dificulta llevar a cabo el proceso penal, agregó Echavarría.
Las medidas de seguridad incluyen desnudar a los defensores para revisarlos y permanecer varias horas en espera para entrar al penal y entrevistarse con sus clientes, además de que tienen que estar muy bien acreditados, resaltó Mariscal.