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La Candelaria Chinampan

E

n plena ciudad se encuentra este pueblo originario con larga historia; sus habitantes tienen muchos motivos para sentirse orgullosos. Está en la delegación Coyoacán; colinda al noreste con las avenidas Pacífico, División del Norte, Santa Cruz y Del panteón; al este con Árbol de Fuego y Suchil; al oeste con Montserrat y Aztecas, y al sur con Rey Moctezuma y Colorines.

Aunque nos parece difícil imaginarlo hoy que las casas se han multiplicado y todo a su alrededor es asfalto, este pueblo, fusión de tres barrios o tlaxilcalli: La Candelaria, San Lorenzo Chinampan y Santa Cruz, estaba en las orillas del lago de Xochimilco y contaba con chinampas, de ahí el nombre de Chinampan que significa sobre las chinampas o lugar de chinampas; tal es el impacto que ha tenido la urbanización en la cuenca de México.

Hacia 2012, cuando tenía 103 años, fue entrevistada la señora Clementina Hernández de Pabello para el libro Pueblo La Candelaria Chinampan, Coyoacán. Recordaba que en los canales o zanjas se podían obtener peces y ranas que freía o asaba; también había pescaditos que preparaba en salsa verde o capeados. Recolectaban berros y los hacía en ensalada con limón, aceite de oliva y sal.

Más joven que ella, pues entonces tenía 81 años, el señor Lorenzo Ramírez Membrillo compartía recuerdos similares. “En las zanjas del pueblo había pescados, carpas, ajolotes, rana, acocil y pescadito del que le llamamos blanco…” La carpa, los ajolotes y las ranas se preparaban en tamal con cebolla, epazote y chile; los acociles se asaban y se acompañaban con salsa y tortillas recién hechas.

En lo que hoy es Paseos de Taxqueña, antes ejido de La Candelaria, su padre sembraba en su milpa maíz y calabaza; las verdolagas se daban en las calles y los vecinos tenían la costumbre de intercambiar hortalizas y frutas, pues se cultivaban duraznos, naranjos, limones reales, nogales y ciruelos.

Más recientes aún son los recuerdos de María Elena Tapia Ortega, quien en 2012 tenía 65 años. Ella tuvo conejos, guajolotes y gallinas en su traspatio; también se integró a un programa delegacional para cultivar rábano, lechuga, cilantro, perejil y hierbabuena. Considera que las tortitas de ahuautle son un platillo típico de La Candelaria.

Como puede apreciarse, la cultura lacustre y campesina está presente en la memoria. La Candelaria contó con agua de pozo y manantiales, como ocurre hoy en el pueblo vecino de Los Reyes, donde por la ambición de unos cuantos, se tiran miles de metros cúbicos de agua al drenaje. Conocer a nuestra ciudad es amarla. Sólo desde ahí podemos unirnos para defenderla.