La entrenadora cubana Dayma Beltrán, dos veces campeona mundial y otras tantas ganadora de medalla de plata olímpica, dice que le gustaría crear una escuela mexicana de judo, como pago a todo lo que este país le ha brindado, que ha sido mucho, y más por trabajar con un grupo de competidoras talentosas, encabezadas por Vanessa Zambotti.

“Yo les digo a las niñas: ‘saben, tenemos que crear el estilo de judo mexicano, que afuera lo respeten y le teman; que les cueste trabajo descifrarlo’. Edna (Carrillo) tiene un estilo muy bonito, muy técnico; es brava, guerrera a la hora de competir, igual que las otras niñas, como Vane”, explica.

Así como hay escuelas mexicanas de otros deportes, como la de caminata, creada por Jerzy Hausleber (ya fallecido), Dayma quiere fundar una escuela de judo, que se reconozca por sus características, lo que desde luego no es fácil de lograr, pero tampoco imposible. Creo que en estos cuatro años se ha avanzado un buen tramo y que en poco tiempo ya la identificarán en el ámbito internacional, asegura.

Al preguntarle sobre su conocimiento de la técnica cubana, que le ha pesado a Vanessa en sus duelos ante Idalys Ortiz –medallista olímpica y mundial–, la entrenadora indica que no hay nada mágico. “Lo que le hace falta un poco a Vane es creérsela y también a las otras niñas. A veces ellas no se dan cuenta del respeto que ya les tienen las rivales en el ámbito internacional.

Tienen que creérsela y demostrarlo. Ser autosuficientes. Si están bien físicamente, con buen entrenamiento y en las mejores condiciones, ¡claro que le pueden ganar a quien sea!, pese a los pocos recursos con los que a veces trabajan, agrega.

–¿No hay secreto, algún truco o una fórmula en esa escuela cubana de judo o en el trabajo que hace Idalys? –se le insiste.

–Idalys vino atrás de mí. Sé por todo lo que ha pasado y lo que ha hecho. No, no hay secretos, hay trabajo, mucho trabajo y mucha disciplina. En Cuba entrenan todos los días, haya o no competencias. Allá se hace un análisis de las rivales, que es lo que hacemos con todas las oponentes.

Sabemos lo que hace Idalys, cómo reacciona, cómo cambia de estrategia, conocemos sus puntos débiles, pero eso lo hacemos con todas, no nos interesa que sean cubanas, chinas o rusas, comenta.