Desde el poder gubernamental se prepara una gran ofensiva contra el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que ante el acoso y hostigamiento permanente se ha dedicado a la construcción de espacios de autonomía y desarrollo a través de las juntas de buen gobierno, inéditas en el continente.

En el panel A 20 años de los acuerdos de San Andrés, organizado por Casa Lamm y La Jornada, varios investigadores, escritores y especialistas en derecho indígena alertaron sobre la amenaza ya denunciada por los zapatistas.

Cuando ellos (los zapatistas) hablan no es porque estén jugando, sino porque la amenaza es real, como dicen en su último comunicado, indicó Luis Hernández Navarro, coordinador de la sección de Opinión de este diario y asesor del EZLN en aquellas negociaciones de San Andrés. Las señales de alerta están prendidas, subrayó.

En este sentido, Magdalena Gómez Rivera, abogada especialista en derecho indígena, comentó que para esta nueva agresión el Estado observa qué tan solos están los zapatistas, por lo que exhortó a la sociedad y a los movimientos sociales a sensibilizarse sobre el riesgo latente de una ofensiva en contra de los zapatistas.

Junto con el político y antropólogo Gilberto López y Rivas y Francisco López Bárcenas, uno de los más destacados teóricos del derecho indígena, la maestra Gómez y Luis Hernández analizaron la trascendencia que tienen los acuerdos de San Andrés para los derechos de los pueblos indígenas. Y aunque fueron firmados el 16 de febrero de 1996, el gobierno nunca los cumplió, traicionando al EZLN y a los pueblos indígenas.

Hernández Navarro dijo que el gobierno siempre tuvo una actitud de descarrilar el proceso de negociación.

López Bárcenas destacó que el planteamiento zapatista corría por tres ejes: volver al ser humano como centro de todas las acciones, dejando fuera a las mercancías; recuperar las relaciones de solidaridad entre los hombres, y construir una nueva relación con la naturaleza.