penas transcurrieron tres meses desde que fue aprobado el Presupuesto de Egresos de la Federación, cuando llegó el anuncio de un ajuste preventivo
en el gasto público de 2016, el cual implica una reducción de 132 mil 301 millones de pesos. Las razones de este nuevo recorte (uno semejante ocurrió el año pasado) fueron atribuidas a factores externos, entre ellos la caída en el precio del petróleo y la depreciación del peso frente al dólar. Este ajuste –anunciado conjuntamente por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens– busca mantener la estabilidad macroeconómica del país, pero afecta de manera importante a distintas áreas del quehacer nacional, y las actividades científicas y tecnológicas no son una excepción.
Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) corresponde una reducción de 900 millones de pesos en el presupuesto de este año, recorte que se distribuye en cuatro programas presupuestarios: Becas de Posgrado y Apoyos a la Calidad (que tendrá 100 millones de pesos menos), Apoyos para Actividades Científicas, Tecnológicas y de Innovación (350 millones de pesos menos), Fortalecimiento de la Infraestructura Científica y Tecnológica (250 millones menos) y el Fondo Regional de las Capacidades Científicas, Tecnológicas y de Innovación (200 menos).
La reacción ante este nuevo recorte en el presupuesto para la ciencia no se hizo esperar. Durante la cuarta reunión de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados, realizada el martes pasado, los legisladores manifestaron su inconformidad por el ajuste, especialmente en el programa relacionado con las becas de posgrado. El presidente de dicha comisión, diputado José Bernardo Quezada Salas, llamó a luchar por que no haya un solo recorte a becas
y en el mismo sentido se manifestó el resto de los integrantes de esa comisión. Es importante observar que este órgano legislativo está integrado por representantes de todos los partidos políticos.
Conviene detenerse en los efectos de la reducción presupuestaria a las becas de posgrado. De acuerdo con un análisis reciente del Foro Consultivo Científico y Tecnológico, el presupuesto asignado a este programa en 2016 fue de 9 mil 115 millones, que comparado con los 8 mil 482 millones otorgados el año anterior, implicaba un incremento de 7.5 por ciento en términos reales. Con el recorte anunciado, este presupuesto se redujo en 100 millones por lo que ahora es de 9 mil 15 millones de pesos, con lo que el incremento real respecto del año anterior, luego del ajuste, es de 6.3 por ciento.
A nadie le gusta que le quiten los recursos, y menos aún los destinados a una de las líneas prioritarias de acción del Conacyt, que es la formación del capital humano que tanto requiere nuestro país. Desde 2015 el daño provocado por los recortes al gasto en ciencia ha podido ser aminorado gracias a que se han tenido incrementos sustanciales en casi todos los programas en los años anteriores, por lo que aún con el ajuste, como hemos visto, hay un crecimiento en el presupuesto para becas de posgrado respecto del año previo. Como quiera que sea, el director general del Conacyt, Enrique Cabrero Mendoza, realiza gestiones ante las autoridades hacendarias para que el recorte afecte lo menos posible al programa de becas.
Los ajustes que se vienen realizando tienen un efecto de desaceleración de los programas del Conacyt, que hasta ahora ha sido manejable. Pero todo tiene un límite. Es innegable que si no se revierten tendrán un costo muy alto, pues como han señalado los diputados de la Comisión de Ciencia y Tecnología, la meta de alcanzar el uno por ciento del producto interno bruto prevista por la ley se ve cada vez más lejana.
Por eso es que los legisladores acertadamente preparan un punto de acuerdo en el que expresan su inconformidad por el actual recorte a la ciencia y abiertamente solicitan al Ejecutivo federal que se excluya al Conacyt del ajuste preventivo al gasto en 2016.