Alepo.

El ejército sirio, apoyado por ataques aéreos rusos, cortó la ruta de suministro de los grupos opositores al gobierno de Bashar al Assad entre Alepo y la frontera con Turquía, y rompió el cerco mantenido durante tres años por los rebeldes en las localidades chiítas de Nubul y Zahra, con saldo de 162 muertos: 90 rebeldes, 45 soldados y 27 civiles, informaron la televisión estatal y la agencia siria de noticias Sana.

Alepo, al norte y otrora capital económica de Siria, está dividida desde 2012 en dos sectores, uno al oeste, controlado por el gobierno, y otro al este en manos de la rebelión. Las fuerzas gubernamentales tienen cercados a los rebeldes por el oeste, el sur y el este, y con el nuevo avance los insurgentes perdieron su principal vía de aprovisionamiento, por el norte hasta la frontera turca.

Esta primera gran ofensiva del ejército regular sirio, que además tiene el respaldo del grupo chiíta libanés Hezbolá y milicias iraníes en el terreno, supone un duro golpe para los islamitas. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) dijo que los yihadistas ya sólo tienen acceso a la provincia vecina de Idlib, que podría quedar bloqueada en un nuevo avance del ejército.

Este revés coincide con los intentos de la Organización de Naciones Unidas (ONU) de promover negociaciones indirectas de paz entre Damasco y la oposición armada en Ginebra. El emisario del organismo, Staffan de Mistura, reconoció el fracaso en el intento de acercar a las partes y anunció que las pláticas quedaron suspendidas hasta el 25 de febrero.

La oposición insistió en que para que se abran las pláticas terminen los bombardeos aéreos, que el gobierno sirio libere a sus prisioneros y se levante el asedio de unas 15 ciudades bajo su control.

El miércoles, un convoy de diez camiones con ayuda médica y alimentaria entró a la ciudad de Muadamiyat al Sham, cerca de Damasco, separada en dos zonas asediadas por fuerzas del gobierno sirio y los rebeldes, donde se hizo la distribución, informó el Comité Internacional de la Cruz Roja.

El canciller ruso, Serguei Lavrov, aseveró que la campaña militar de Moscú en Siria, que empezó el 30 de septiembre pasado, continuará hasta haber vencido de verdad a los grupos terroristas, en una respuesta implícita a Estados Unidos y Francia, que pidieron el fin de los bombardeos contra la oposición armada para permitir las conversaciones en Ginebra.

Los bombardeos aéreos rusos no se detendrán mientras no hayamos vencido a las organizaciones Estado Islámico y Frente al Nusra, el brazo sirio de Al Qaeda, declaró Lavrov. No veo por qué estos bombardeos deberían cesar, agregó.