Opinión
Ver día anteriorLunes 13 de abril de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Aprender a morir

Eutanasia no, sedación

D

e pronto antiguos países colonizadores se sensibilizan y lo que en un momento fue práctica habitual –asesinar a quienes en sus colonias opusieran resistencia– es ahora motivo de tranquilizadora consigna: sedantes sí, eutanasia no. Bizantinismos de legisladores franceses que el pasado martes 7 aprobaron una ley que permite a los médicos mantener sedados a pacientes terminales hasta que sobrevenga la muerte. No permite inyecciones letales y omite términos como eutanasia o suicidio asistido pero autoriza, a solicitud del paciente terminal, una sedación profunda continua hasta su muerte y obligará a los médicos a seguir instrucciones expresas con anticipación o por escrito del paciente. Esta sedación no causa la muerte, sino que administra barbitúricos hasta que sobreviene naturalmente o por inanición (falta extrema de nutrientes), no obstante que el enfermo puede permanecer semanas sedado antes de morir, por lo que sigue siendo más compasiva la eutanasia que prolongar agonías, así sean inconscientes.

Dalia N comenta: “El texto de la lectora sobre HSBC publicado en su columna del 16 de marzo de 2015 pone en evidencia la ineptitud y falta de solidaridad de los mexicanos entre sí y el abuso de los bancos extranjeros para quienes sólo somos piezas en las utilidades enviadas a sus casas matrices, algo sabido desde que comenzó el remate oficial de la banca a consorcios americanos, canadienses, españoles y chinos. Le envío El sendero, un poema de mi autoría”.

El sendero que transito/ no tiene puerta de entrada ni salida./ La noción de perpetuidad/ me  lleva en  momentos ácidos y agónicos/ a  entender la nulidad de la huida/ que lucha por instalarse:/ aventarme  por el espacio abierto del tercer piso,/ o estamparme en la parte trasera del camión que circula frente a mí/ en la vía rápida./ La imagen de la Coyolxauhqui fragmentada en un círculo/ pierde fuerza mientras busco al confesor,/al sacerdote que oficiará la misa de resurrección y ensamblará los fragmentos./ ¿Quién tira la primera piedra?/ Quien me decapita me transforma./ El sendero que transito no tiene tiempo ni distancia/ no se mide por kilómetros/ no tiene horario de partida ni llegada/ no contiene la palabra meta./ Al observarlo me parece el caminante que transita un cuerpo fijo flexionando las piernas./ A pesar de la ausencia de tiempo y distancia/ hay progreso./ Hay  progreso:/ no quiero volver a paisajes recorridos.