Till Fellner ofrece concierto en Bellas Artes
Su música permite descubrir nuevos elementos por su complejidad, expresa el atrilista vienés
Jueves 26 de marzo de 2015, p. 5
La lógica haría pensar que el pianista austriaco Till Fellner (Viena, 1972), uno de los concertistas más codiciados en las principales salas del mundo, comprendió el lenguaje de Mozart con sus obras para ese instrumento.
Lo real es que fue a través de sus óperas, según dice. Y es que en ellas, explica en entrevista, pudo advertir que en la música del genio de Salzburgo destaca más el trabajo que el talento.
Ganador en 1993 del prestigiado concurso Clara Haskil, en Suiza, el intérprete europeo ofrecerá este jueves un recital en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, a las 18 horas, como parte del festival internacional Esto es Mozart, organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
El programa estará integrado por las sonatas para piano número 4 y 16, el Rondo en La menor y el Adagio en si menor, de su afamado coterráneo.
De igual manera, el domingo 29 de marzo participará en el concierto de clausura del festival como solista al lado de la Camerata de Salzburgo, con el Concierto para piano número 23. La agrupación dirigida por Louis Langrée interpretará además la obertura de Don Giovanni y la Sinfonía número 34.
En sus poco más de dos décadas de carrera, Till Fellner ha colaborado con grandes directores, como Claudio Abbado, Vladimir Ashkenazy, Nikolas Harnoncourt y Marek Janowski, entre otros.
Género llevado a la perfección
En años recientes, Fellner ha dado cuenta de dos hitos del repertorio pianístico: el Clave bien temperado de Johann Sebastian Bach y las 32 sonatas para piano de Ludwig van Beethoven.
Realizó, asimismo, el ciclo de Beethoven de 2008 a 2010 en Nueva York, Washington, Tokio, Londres, París y Viena.
Tales empeños no significan que aquellos dos sean estrictamente sus compositores favoritos, como tampoco lo es en exclusiva Mozart, según explica: “Me siento identificado, sin duda, con ellos tres, pero también con otros.
“No soy una persona religiosa. No puedo asumir que Bach es Dios Padre, ni que Mozart es Dios Hijo ni Beethoven el Espíritu Santo. Estoy convencido de que hay más que esos tres grandes compositores. Pienso en Händel, Haydn, Schubert, Schumann… Todos esos grandes autores son mis dioses”.
Del caso específico de Mozart, el pianista austriaco sostiene que es una música que siempre permite descubrir nuevos elementos por su riqueza y complejidad, y ubica a los conciertos para piano entre los máximos logros del compositor.
Él llevó este género a la perfección, por su propia cuenta. Son piezas que ejemplifican su capacidad para concentrarse en lo esencial. No hay nada superfluo en esa música, lo cual la hace tan difícil de tocar
, finaliza.