Miércoles 25 de marzo de 2015, p. 3
Haltern, Alemania.
Al caer la noche, una veintena de personas se reúnen ante las numerosas velas que se acumulan a la entrada del liceo Joseph König, en la pequeña ciudad alemana de Haltern am See, conmocionada tras la desaparición de 16 de sus estudiantes en el accidente aéreo del A320 en Francia.
No podemos creerlo
explica llorando Suzanne, de 47 años, quien vino para rendir homenaje a las víctimas con sus dos hijos, Lukas y Nils, estudiantes en el mismo centro.
Nos informaron hacia la una de la tarde, y los estudiantes fueron autorizados a regresar a sus casas
, explicó Lukas, de 11 años, quien conocía a uno de los desaparecidos.
Esos 16 adolescentes volvían a casa tras un intercambio escolar en Cataluña, a bordo de un avión de la aerolínea de bajo costo Germanwings que se estrelló en los Alpes franceses.
No hay esperanzas de hallar supervivientes. En los alrededores del liceo se forman pequeños grupos de estudiantes, muchos en silencio, otros hablando en voz baja. La noche cae en Haltern am See y las autoridades abren una capilla ardiente en una de las iglesias de la ciudad, de 38 mil habitantes.