La regulación es inexistente para ellas, se detalla en un libro
Lunes 23 de marzo de 2015, p. 6
La cobertura universal de agua, señalada en las Metas del Milenio y en la Agenda del Agua 2030, no será realidad para millones de mexicanos mientras la estrategia se concentre en la realización de obras y ‘‘ajuste de tarifas’’, pues para el ciudadano normal significa instalación de tuberías y pagos mayores por un recurso que no llega continuamente ni con la calidad apta para su consumo.
Diversos especialistas en el tema hídrico, medio ambiente y salud llamaron a atender la calidad del agua suministrada y limitar la autorización de concesiones subterráneas a las grandes empresas embotelladoras, pues se trata de líquido que debería estar en las líneas de abastecimiento de ciudades y localidades del país con un estricto control de calidad.
En una investigación multidisciplinaria contenida en el libro Apropiación del agua, ambiente y obesidad: impactos del negocio de bebidas embotelladas en México, coordinado por el investigador Gian Carlo Delgado, se señala que la regulación del sector –inexistente, laxa o insuficiente– ejercida por el gobierno ha sido clave para la creciente apropiación del agua por parte de grandes corporaciones, generando un monopolio que crece en dimensiones y poder económico.
Pero también contiene múltiples cifras, datos y hechos que evidencian con claridad la relación directa que hay entre la expansión del negocio de bebidas embotelladas y azucaradas, el aumento de las afectaciones socioambientales actuales o potenciales y la creciente tendencia a la obesidad entre la población y la incidencia de enfermedades asociadas al consumo de azúcares, alcohol y alimentos de baja calidad nutricional.
El estudio, cofinanciado por Oxfam Internacional y editado por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), advierte que de continuar la actual tendencia de extracción del líquido se podría poner en grave riesgo la atención a la demanda futura de agua potable a la población, contexto en el que sería inadmisible que en situación de sequía temporal o prolongada las empresas embotelladoras extraigan el recurso mientras la población sufre de escasez.
Los analistas proyectan que las ventas de agua embotellada en México alcanzarán 13 mil millones de dólares en 2015, cuando en 2011 alcanzaron 9 mil millones. A esto se suma que el país es también uno de los mayores consumidores de refrescos del mundo. Coca-Cola, PepsiCo, Danone y Nestlé son las cuatro empresas multinacionales líderes del mercado del agua embotellada en México y el mundo.
En el texto se da cuenta del enorme margen de ganancia de estas empresas, ‘‘llegando al absurdo’’ de que los industriales pagan por una concesión de agua en México entre 18 y 25 pesos por metro cúbico, y una vez embotellada, el líquido se revaloriza entre 6 mil y 6 mil 500 pesos.
Todo en medio de una enorme opacidad, incertidumbre e inconsistencias en el número de concesiones y volumen de agua que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) autoriza extraer para este uso. En 2012 se tenían registrados 500 concesiones a titulares reconocidos como embotelladores de algún tipo de bebida; sólo ellos tenían autorización para extraer casi 250 millones de metros cúbicos al año. Esta cifra es sumamente conservadora.
Estas empresas son las mismas que dominan el mercado de las bebidas saborizadas y alimentos chatarra de alta densidad energética y contenido graso. Estos elementos han sido esenciales para explicar el sobrepeso en la población, que tiene ya signos alarmantes, donde se estima que la gente obesa muere entre 8 y 10 años antes que la que tiene un peso adecuado.