Sábado 21 de marzo de 2015, p. 10
A partir de 1989 se constituyó en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) un fondo que carece de estructura orgánica, y los recursos que le son destinados por el erario se ejecutan sin sujetarse a la normatividad del gasto público federal ni reflejarse en la cuenta pública, lo que ha permitido al Conaculta realizar un gasto paralelo a su presupuesto autorizado
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La Auditoría Superior de la Federación (ASF) reveló ayer que durante 2013 el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes recibió 848 millones de pesos, de los cuales sólo reportó 537 millones, y los 311 millones restantes no fueron reportados a la cuenta pública como recursos fiscales recibidos de la Secretaría de Educación Pública.
Juan Manuel Portal, auditor superior de la Federación, consideró tal proceder como un riesgo a la rendición de cuentas y transparencia, ya que compromete la legalidad, las condiciones y el costo-beneficio de las operaciones de dación en pago y la cesión de derechos de los fideicomisos, pues falta información respecto de la administración, con control, registro y recuperación de los créditos integrados
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Los 311 millones de pesos que en 2013 no se reportaron en Conaculta, sostiene el ente fiscalizador, correspondieron a donativos, principalmente otorgados por particulares para aplicarlos a un fin específico. Estos recursos se administraron con la denominación subfondos.
Por lo que toca a los egresos, sólo se reportaron los efectuados con los recursos fiscales, dejando de informar sobre los realizados con los recursos de los mencionados subfondos.
Frente a la mencionada opacidad, la ASF recomienda a la Secretaría de Educación Pública promover la extinción del fideicomiso, a fin de que las atribuciones que tiene conferidas en materia de promoción y difusión de la cultura y las artes, y que delegó al Conaculta, se lleven a cabo directamente por este último.