Jueves 6 de noviembre de 2014, p. 8
Los horrores de violencia
en el país, como el ataque a los normalistas de Ayotzinapa, Guerrero, no harán más sensibles a los políticos, lamentó Damián Alcázar, actor mexicano, protagonista de filmes que han retratado la corrupción y la impunidad en México.
La ficción aquí siempre se queda corta ante lo espantoso de la realidad. El ciudadano común es el único sensible a lo que ocurre; no llegan a ese nivel ni gobernantes, legisladores o jueces, quienes viven muy bien, en otro mundo, con sus camionetas, sus guardias y sus bonos de Navidad. Los ministros de la Corte abonan al descontento al impedir la realización de una consulta ciudadana del tema energético
, subrayó.
En el caso de Guerrero –dijo durante un foro acerca del derecho a la identidad– “de repente me vi siendo papá de uno de los muchachos o siendo uno de ellos, viendo cómo se acerca un grupo de infames; empiezo a sentir temor, angustia, porque sus caras son de asesinos, de gente sin humanidad. Empiezo a sentir a este joven que espero esté vivo.
“¿Y qué van a hacer con Guerrero, con los Abarca? A lo más, llevarlos a él y a su mujer a la cárcel, a un lugarcito muy cómodo, a un sitio donde podrá hacer ‘carrera’ ahí dentro. Todos se cubren las espaldas... Todo mundo sabía quién era ese señor y qué hacía. Si Gobernación sabe qué haces tú y qué hago yo, digo... el gobernador también lo sabía. Todos se conocen, saben qué hace el otro.
No, los políticos no se van a sensibilizar frente al horror, frente a los estudiantes, frente a los indígenas. Los políticos hacen carrera y se juntan en grupo de esos que llaman así: cotos de poder.