Novela de Edmundo Paz Soldán que concluye una trilogía inspirada en la violencia de EU
La escribí pensando en las aventuras imperiales que el país del norte llevó a cabo en Afganistán e Irak, y sus excesos basados en el principio de autodefensa
, explico el autor boliviano
la complicidad entre el poder económico y políticoFoto cortesía de Alfaguara
Lunes 3 de noviembre de 2014, p. 8
La novela distópica Iris, escrita por Edmundo Paz Soldán (Cochobamba, Bolivia, 1967), relata los conflictos entre un corporativo todopoderoso –al que el gobierno le ha entregado la concesión para explotar las minas que se encuentran en ese territorio– y los nativos que se resisten a ser dominados y buscan por todos los medios su independencia.
Iris es una región tóxica, tanto en lo físico como sicológico, pues, además de verse obligados a trabajar en las minas, los nativos sufren las secuelas de los experimentos y ensayos nucleares realizados sobre su superficie, cuya radiación ha provocado mutaciones genéticas en los habitantes, al grado de llegar a dudar si son seres humanos y, por tanto, deben ser exterminados.
Con un trasfondo en el que se refleja un sistema económica y políticamente corrupto, así como los conflictos relacionados con los intereses colonizadores y neocolonizadores, Iris es la tercera parte de una trilogía que Paz Soldán escribió con el tema de la violencia de Estados Unidos, antes y después de los ataques del 11 de septiembre de 2001 a las Torres Gemelas.
La primera entrega, Los vivos y los muertos (2009), se encuentra relacionada con la violencia en las universidades de Estados Unidos, y Norte (2011) es una novela acerca de los conflictos en la frontera.
Para su tercera entrega, el autor pensó en abordar el tema de la violencia de la guerra, pensando en las aventuras imperiales que Estados Unidos, llevó a cabo en Afganistán e Irak, pues luego de los atentados el principio de defensa y autodefensa del gobierno de Bush era tan fuerte que impedía la posibilidad de una autocrítica a los excesos que se cometían en nombre de la guerra contra el terrorismo
, recuerda el autor en charla con La Jornada.
El hecho que le dio la pauta fue un reportaje con la historia de un grupo de jóvenes soldados estadunidenses que perdieron la cordura hasta convertirse en unos sicópatas que comenzaron a matar indiscriminadamente a civiles en Afganistán y terminaron ante un consejo de guerra, pues se quisieron disfrazar esos asesinatos de actos de combate.
Para Paz Soldán, ese hechos condensan el desatino y la violencia de la guerra. A sugerencia de un amigo, explica, decidí entonces escribir un texto literario menos realista y dar el salto a la ciencia ficción para escribir una novela más imaginativa y libre
.
Publicada por Alfaguara, en esta distopía, en la isla minera de Iris (que evoca la historia de las minas de Bolivia) se encuentra el Perímetro, territorio de las fuerzas colonizadoras.
Allí vive Xavier, un soldado que debe lidiar con una traumática herida de combate y es obligado a regresar al frente de batalla; el capitán Reynolds y su sicópata unidad que, cansados de las victorias de los irisinos liderados por Orlewen, deciden emprender su guerra particular de exterminio.
Yaz es una enfermera enviada para investigar por qué los soldados se volvieron sicópatas, aunque en realidad se encuentra allí en busca del jün, una planta sagrada que ofrece visiones sicotrópicas y trascendencia espiritual, que los soldados consumen por entretenimiento. Katja es una funcionaria del imperio, quien debe controlar que el corporativo no cometa muchos abusos
.
Una de las cuestiones que la novela busca, comenta Paz Soldán, también profesor de literatura latinoamericana en la Universidad Cornell, en Estados Unidos, “es reflejar cómo el imperio busca expandirse, en este caso no sólo mediante la explotación económica minera, sino cómo ello también esconde el proyecto de dominación ideológica, igual de siniestro.
Otro asunto que también me interesaba exponer es la complicidad entre el poder económico y el político. Aquí, el ejército del imperio no está presente. Iris es un protectorado del imperio, la cual ha sido concesionada a una corporación que tiene sus propios efectivos militares, una especie de paramilitares o mercenarios al servicio de esa empresa.
Aquí, concluye el autor, el ejercicio de la violencia, que se supone es monopolio del Estado, es delegada a un corporativo empresarial
.