A un año de la tragedia en Coscomatepec, casas no han sido reconstruidas
Perder a mi esposa y 5 hijos ha sido muy duro, dice sobreviviente a alud de tierra en Veracruz
Domingo 5 de octubre de 2014, p. 27
Xalapa, Ver., 4 de octubre.
Ha sido muy difícil soportar todo lo que pasó: perdí mis cinco hijos, mi esposa y mi suegra
, dice Alfredo Reyes Moguel, de 36 años, quien el 9 de septiembre de 2013 sobrevivió a un deslave que mató a 13 personas, ocho de ellas menores, en Tecoac, municipio de Coscomatepec, en la sierra central de Veracruz.
Tecoac es un pueblo de 300 habitantes que subsisten de la siembra de papa, maíz, frijol y tomate, aunque muchos trabajan en las minas de arena que extraen de los cerros. El plan municipal de Desarrollo 2014-2017 la ubica como de alto grado de marginación.
El día del deslave llegó allí el gobernador Javier Duarte de Ochoa y para menguar los sentimientos de enojo y tristeza de la población hizo tres promesas: viviendas para los afectados, reconstrucción de un puente y pavimentación de 12.6 kilómetros de carretera Tetelcingo-Xocotla.
En un recorrido por la zona La Jornada constató que a un año de la tragedia las viviendas están a medio terminar, se estima que el ayuntamiento invierta recursos para aplanar las paredes.
El puente a Tetelzingo, de 140 metros de largo, tiene los abroches puestos y tres pilares levantados, pero le faltan la colocación de 15 trabes, el colado de la loza, la delimitación de banquetas y guarniciones. Trabajadores esperan que para diciembre pueda ser inaugurada. La pavimentación de 12.6 kilómetros de carretera Tetelcingo-Xocotla, en cambio, es una utopía.
Aquel día, debido al reblandecimiento de la tierra generado por las lluvias y la inestabilidad en el terreno por la extracción de arena la copa de un cerro se desplomó y sepultó tres viviendas.
En una quedó atrapada la familia de Reyes Moguel: su esposa Yolanda Herrera, sus hijos Édgar Alfredo, Yadira, María Yanet, Leidi Anahí y Aldo, y su suegra Juana Herrera.
El día del desastre él y otros 10 sobrevivientes no estaban en sus viviendas; actualmente viven hacinados en una casa de madera y lámina de cartón que les prestó un vecino.
Somos de diferentes familias y cada quien tiene sus modos. No tenemos intimidad. Además, hay días en que el dueño viene con toda su familia, y no puede usar su casa, nos sentimos un poco mal por eso
, dice.
La vivienda es una cabaña de madera de seis por ocho metros. Los dormitorios están apenas separados por cortinas y la cocina fue habilitada en el corredor.
El gobierno dijo que esta semana nos entregan las casas: no sabemos si sea cierto.hemos esperado un año y no las han terminado, no tienen luz, pero comparado con la situación en la que vivimos, yo aunque sea así la acepto
, finaliza Alfredo.