Neoatenquismo
Barbarie en Iguala
Provocación a politécnicos
Tlatlaya: ‘‘limpieza’’ social
Pierde Nokia demanda de acción colectiva
Lomas Verdes resiste a OHL
La casa pierde
Dicen que el DF sigue siendo bastión calderonista
¿Piensan panistas que somos estúpidos?
La otra cara
El planeta
Grupo México: sigue la mata...
Taxco: emergencia ecológica
Profepa, carabina de Ambrosio
Comercio Exterior (1er Sem) y Valor Agregado en la Manufactura Global
Jimenez, Layún y el América acaparan luminarias
n los días recientes un diputado priísta fue asesinado en Jalisco, seis personas fueron masacradas a tiros por policías en Iguala, un dirigente estatal del PAN fue ejecutado en Acapulco y un enfrentamiento entre presuntos delincuentes dejó un saldo de 11 muertos en el municipio chihuahuense de Guachochi, entre otros episodios de violencia; todo ello, con el telón de fondo de las revelaciones de testimonios y documentos gráficos que indican el posible asesinato a manos de efectivos militares de 22 personas en la comunidad mexiquense de Tlatlaya, en la que según la versión oficial habría tenido lugar, en junio pasado, un enfrentamiento entre supuestos secuestradores y elementos del Ejército.
Cuestiona papel de autoridades guerrerenses
uiero manifestar mi indignación por los hechos ocurridos el pasado 26 del presente en Iguala, Guerrero, que causaron la muerte de varios estudiantes que pacíficamente iban a botear
, pidiendo ayuda económica; y de pasada a otros jóvenes deportistas que se dirigían a una competencia de futbol.
esde mediados de 2006, fuentes gubernamentales y analistas coinciden en que la violencia en Michoacán está vinculada con la guerra
a las drogas, estrategia puesta en práctica por el presidente de Estados Unidos Richard Nixon, en 1971. Ahora, cuando crece un consenso internacional sobre el fracaso de ese enfoque militarista, cabe citar a Noam Chomsky cuando afirma que las fallidas consecuencias de la lucha antinarco fueron intencionales
; es decir, calculadas. Según el catedrático del Instituto Tecnológico de Massachusetts, esa estrategia ha tenido un propósito diferente al anunciado
: sirvió para controlar y anular esfuerzos autonómicos de comunidades campesinas y beneficiar a poderosos intereses
, en particular, los de grandes empresarios agrarios y del sector financiero y bancario que se benefician del mercado creado por los traficantes (Chomsky, La Jornada, 13/5/12).
jecuciones extrajudiciales masivas, como las de Tlatlaya e Iguala, son típicas de regímenes despóticos, como el mexicano, en que una pequeña élite busca mantener el control a toda costa sobre una población cada vez más desesperada, olvidada y empobrecida. La exclusión de la sociedad de la toma de decisiones característica de estos sistemas políticos es también caldo de cultivo para todo tipo de manifestaciones espontáneas de repudio a la autoridad, desde saqueos a supermercados hasta movilizaciones estudiantiles.Asimismo, los gobiernos autoritarios suelen inocular a los organismos encargados de la defensa de los derechos humanos y la organización de las elecciones populares en contra de cualquier contaminación
por intereses populares.
elebrar hoy el maíz, como se está haciendo en miles de puntos de la República, es ante todo celebrar la resistencia de los pueblos ante una agresión sin precedente que intenta condenarlos a la extinción.
or estos días hace un año, miles de damnificados que dejaron los huracanes Ingrid y Manuel en el estado de Guerrero se quejaban por la tardanza en recibir los auxilios prometidos por las instancias oficiales. Igualmente de que, aun contando con la protección de un seguro contra daños en sus propiedades y negocios, las aseguradoras no los atendían con la rapidez requerida, además de negarse a cubrir lo estipulado en las pólizas. En Guerrero, apenas tres de cada 10 vehículos y sólo 15 de cada 100 viviendas cuentan con algún tipo de seguro contra los daños que pueden ocasionar los fenómenos naturales.
n nombre de la democracia se exhiben procesos de naturaleza muy diversa y que parecen, de modo paradójico, acomodarse a propósitos particulares que contradicen la inclusión que en principio aquella representa. El retorno del problema de la desigualdad social viene al caso.
ubo tiempos en que la gente caminaba para pensar. Que se detenía a pensar. Que pensaba, casi se antoja decir. No que hoy a qué horas. Oscilamos en un equilibrio inestable entre los inconvenientes de la modernidad (que la conciencia colectiva admite que podrían llevar a la desaparición de nuestra y muchas especies más) y los portentosos beneficios del desarrollo tecnológico que nos acercan a la siempre pospuesta liberación del trabajo, sólo que por la derecha, y no la izquierda como esperaban los comunistas y los surrealistas. De todos modos, gracias a las máquinas y los dispositivos las distancias parecen abolidas y los procesos mentales se incrementan a escala nunca soñada (potencian cálculos matemáticos, físicos, químicos; desarrollos lingüísticos, visuales, sonoros; la solución práctica de millares, quizás millones de operaciones diversas destinadas a crear, pero también extraer, producir, modificar, distribuir, desechar, contaminar y engañar a una escala que sin la tecnología presente sería imposible).