La otra cara
n estos días en los que el pesimismo abunda en las noticias es aire fresco dar cuenta de una nota que da luz a una visión menos pesimista al cotidiano devenir.
En un reportaje de la cadena pública de televisión estadunidense (PBS) se dio a conocer la forma en que una escuela primaria de la ciudad de Miami atiende a las decenas de niños y jóvenes que han arribado recientemente procedentes de Honduras, El Salvador y Guatemala. Sin escusas en torno a quién o quiénes son los responsables del problema, la directora de ese plantel y sus colaboradores se han dado a la tarea de encontrar la mejor forma para atender sus necesidades educativas. Se designaron profesores especiales en la enseñanza del inglés, debido al deficiente conocimiento de ese idioma en los recién llegados; se amplió el espacio para dar cupo a más estudiantes; se incorporaron cursos bilingües para facilitar a los alumnos la transición en el aprendizaje de los nuevos conocimientos. Hay muchas necesidades aún, pero son medidas que reflejan una actitud positiva para atender a quienes han llegado para salvar su vida, literalmente.
Así lo expresaron una joven de 16 años, que tuvo que huir porque me amenazaron con violarme o hacerme daño
, y su primo de 17 años, quien no tuvo otra opción que salir del país, pues de lo contrario me hubieran matado
. Ambos fueron intimidados de esa forma por no acceder a traficar con drogas. Al igual de ellos, cientos de esos menores han sido capturados por las autoridades migratorias y se les ha permitido vivir con algún pariente, en tanto se efectúan los juicios para determinar su situación migratoria. La incógnita es cuánto tiempo deberán esperar para que el proceso concluya, pues hay un atraso de aproximadamente 400 mil casos que deberán ser revisados.
Por ello, el horizonte de planeación para atender la nueva demanda escolar requiere de mayores esfuerzos para todas y cada una de las escuelas, no sólo en Miami, sino en toda la Unión Americana. Es alentador saber que lo mismo en Florida que en California, en Washington o Colorado hay la misma disposición por parte de miles de docentes para cumplir con esa tarea, al margen de las opiniones de los acérrimos críticos de esta nueva ola migratoria.
Vale preguntar: ¿qué han hecho las autoridades de esos países centroamericanos para evitar que se siga abusando de los menores y sus familias? Es notorio que ese mismo fenómeno no se ha dado en los otros de esa región.