La desconfianza hacia conservadores, otro factor clave en la consulta
Cameron advierte que si gana el sí, sería un divorcio doloroso
Miércoles 17 de septiembre de 2014, p. 32
Edimburgo, 16 de septiembre.
La campaña en torno a la independencia de Escocia reavivó fuertes pasiones en ambos bandos, a sólo dos días del histórico referendo, pero el equilibrio de poder podría depender de los indecisos, y de la gran desconfianza de los escoceses hacia los conservadores.
Escocia decide este jueves si corta los lazos que la unen al Reino Unido desde hace siglos. Las últimas encuestas se han estrechado y muestran que la votación está muy ajustada. En general, dan 51 por ciento al no y 49 por ciento al sí.
El destino del Reino Unido podría recaer en unos 500 mil indecisos, de un electorado de más de cuatro millones, que sopesa la incertidumbre económica de un Estado soberano.
Con afirmaciones y argumentos en contra de ambas campañas sobre cómo quedarían afectadas la economía, la seguridad social y la salud, algunos votantes que necesitan más persuasión no logran decidirse.
Aparte de los indecisos, otro factor que pesará en el resultado de esta consulta será la extendida desconfianza escocesa hacia el Partido Conservador.
Los conservadores, también conocidos como tories, han gobernado la mayor parte del tiempo desde el final de la Primera Guerra Mundial. Durante un tiempo, Escocia fue incluso pilar de apoyo: en las elecciones de 1955, los conservadores obtuvieron la mitad de los votos y las bancas en Escocia.
Para 1997, cuando Tony Blair lideró al Partido Laborista de vuelta al poder después de 18 años, los conservadores fueron arrasados en Escocia. En las últimas elecciones, en 2010, que llevaron a un gobierno conservador en todo Reino Unido, los tories consiguieron uno de los 59 escaños en Escocia.
Esa impopularidad es ahora tan grande que podría ser el factor decisivo en el referendo escocés de esta semana sobre el futuro de su unión con Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte.
Aunque el primer ministro británico, el conservador David Cameron, ha instado a los escoceses a no utilizar el referendo para dar una lección a los “malditos tories”, la campaña por el sí intenta aprovechar ese deseo. “El sí significa poner el futuro de Escocia en las manos de la gente que vive aquí”, dijo el primer ministro escocés, Alex Salmond, quien este lunes se reunió con líderes empresariales que apoyan la independencia.
Incluso algunos laboristas evocan el fantasma de Margaret Thatcher, al asegurar que ella abonó el terreno para la creación del Partido Nacional Escocés y al permitir que muriera la industria escocesa.
Por lo pronto, el primer ministro David Cameron, el dirigente laborista Ed Miliband, y el liberal demócrata Nick Clegg, firmaron un compromiso publicado este martes en el Daily Record en el que prometen a los escoceses nuevos y amplios poderes
–incluido el de cobrar impuestos– si permanecen en el Reino Unido.
Cameron viajó ayer de nuevo a Edimburgo, donde al lanzar un nuevo llamado a los escoceses advirtió que no habría vuelta atrás y sería un divorcio doloroso
.