Gobernadores Groucho
Chiapas también recula
Esencia represiva continúa
‘‘Asalto en despoblado’’
El salario Maruchan que propone el PAN
Ganan los bancos, pero aumenta la morosidad
La orden de aprehensión de Azcárraga
Agricultura y campesinado en el capitalismo globalizado contemporáneo /II
El biólogo Lewontin sostiene que el granjero de EU se ha proletarizado
Deuda, a paso veloz
Crece 16 por ciento
Sin pasivos laborales
La clase política no ve las causas de fondo de la migración infantil
Periodistas perseguidos
Transmitir rock hecho en México, responsabilidad social: Romina Pons (Reactor 105)
l Congreso de Sinaloa aprobó ayer, por unanimidad, una serie de reformas a la Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justicia del Estado, que entre otras cosas establece prohibiciones para que los medios de comunicación tengan acceso a lugares en los que se hayan cometido delitos; para que tomen audio, video o fotografías de personas presuntamente involucradas en tales hechos; para que accedan a información vinculada con investigaciones más allá de los boletines oficiales y para que entrevisten sobre esos temas a funcionarios de la fiscalía estatal que no tengan autorización expresa de su titular para ello. De tal forma, los medios informativos solo podrán tener como referentes los boletines emitidos por las autoridades estatales.
Proliferan los buitres
iguen proliferando los buitres que agobian a nuestros pueblos a escala mundial.
obre el poder seductivo del fascismo (y su retorno), la novela Spiewaj ogrody (2014) –título tomado de un poema de Rainer Maria Rilke– del escritor polaco Pawel Huelle, ambientada en Danzig/Wolne Miasto Gdansk de los años 30, narra la historia de un compositor que trabaja en una inconclusa –y ficticia– ópera de Wagner: El cazador de ratas de Hamelín, la vieja leyenda –documentada por los hermanos Grimm– sobre un flautista que al no recibir su recompensa por sacar las ratas de la ciudad se venga seduciendo con su música y desapareciendo a los niños inocentes. Sirve de fondo para retratar el mundo a punto de sumergirse en llamas y hablar, entre otros temas, de cuestiones morales alrededor de Wagner, su propio antisemitismo y el (ab)uso de su obra por los nazis. Hitler, que hizo de Bayreuth su segunda casa, se sentía como uno de los héroes wagnerianos que se sacrificaban por el bien del pueblo teutón. En realidad era como aquel cazador de ratas de la ópera apócrifa que sedujo a los alemanes prometiendo liberarlos de la crisis y otras desgracias de Weimar. Pero muchos se dejaron seducir con ganas.
ería desperdiciar a los clásicos de la ciencia política ilustrar con sus conceptos la actuación de las y los legisladores del PRI, del PAN –con sus honrosas excepciones– y sus partidos esbirros en todo el ciclo de reformas en materia energética y de telecomunicaciones. Lo que están consumando se describe mejor con una paráfrasis de Paquita la del Barrio: Se dan aires de tan decentes y resulta que les gusta lo corriente
: entregar el país por apoyos para sus futuras campañas. No tomaron en cuenta que “… no estamos en venta”. Con todas sus votaciones, nos hicieron entender “… que son hombres de negocios y todo lo quieren con socios…” sobre todo extranjeros.
l maíz transgénico no nos hace falta para la autosuficiencia alimentaria. Privatiza las ganancias mientras socializa el riesgo y persigue el totalitarismo alimentario. En su más reciente embestida, los consorcios multinacionales de semillas transgénicas buscan sorprender a los gobiernos de los países en desarrollo que, como el de México, funcionan desconectados de sus comunidades científicas independientes. Proclaman que no hay evidencias científicas
de que los cultivos transgénicos dañen la salud humana o la ecología. Citan como última evidencia un estudio recién publicado en la revista Critical Reviews in Biotechnology en el que sus autores analizan mil 783 investigaciones sobre el tema de la inocuidad de los organismos transgénicos publicadas en el periodo 2002 a 2012. El mensaje se nos transmitió a los mexicanos en reuniones de gran visibilidad por conducto de connotados científicos mexicanos como el doctor Francisco Bolívar Zapata, coordinador de Ciencia y Tecnología de la Presidencia de la República, y el doctor Luis Herrera Estrella, director del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad. Hay por lo menos dos elementos obvios que mueven a la cautela y en los que los citados científicos mexicanos transmisores del mensaje ponen en juego su credibilidad.
a generación nuestra leía mucha literatura soviética y revolucionaria, en general, para alimentar voluntades y vencer nuestros naturales temores: El tábano (Ethel Lillian Voynich), Así se forjó el acero (Nikolai Ostrovski), La joven guardia (Alexander Fadeiev), El poema pedagógico (Anton Makarenko), que exaltaban lo épico de las luchas sociales, el papel del valor individual y de grupo, las cualidades morales de los rebeldes y revolucionarios y, sobre todo, de los comunistas, como abnegados, sacrificados combatientes que morían cantando La Internacional. También estudiábamos sobre la naturaleza de los servicios y aparatos represivos: el libro Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión (Victor Serge) era ampliamente comentado en los círculos de los iniciados, y ni qué decir de las obras de Marx, Engels y Lenin, libros sobre materialismo histórico y dialéctico, manuales de marxismo que servían para enfrascarnos en bizantinas discusiones sobre las determinaciones de la estructura sobre la superestructura
y de cómo la matriz clasista podría ser la clave de todo, o de casi todo.