Especialistas y líderes campesinos se pronunciaron ayer en contra de la falta de planeación gubernamental para contrarrestar la dispersión del gasto público a través de los múltiples programas sociales destinados al campo.

Durante los foros para la transformación y modernización del campo, que se realizan en la Cámara de Diputados, la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos pidió una integración enfocada a elevar la productividad en el sector, pues señaló que de continuar como hasta ahora, diversas estimaciones plantean que se requerirán 116 años para paliar la pobreza urbana y 225 años para la rural.

José Dolores López, secretario de organización de la agrupación, indicó que se necesita reactivar la economía a partir del apoyo a pequeños productores, con entre 5 y 10 hectáreas.

Al respecto, Luis Gómez, de la Facultad de Economía de la UNAM, resaltó que 73 por ciento (casi 3.9 millones de 5.3 millones) de las unidades económicas rurales del país desarrollan actividades agropecuarias como parte de una estrategia de subsistencia.

Cuestionó la falta de una estrategia consensuada y de largo plazo y se pronunció por un nuevo modelo agroalimentario que permita hacer más eficiente al mercado y al Estado.

Por su parte, Jorge Chávez, de Instituciones y Tecnologías Gubernamentales, afirmó que se necesita mejorar el ejercicio del gasto público y puso como ejemplo que la Secretaría de Agricultura pasó de contar con 2.5 empleados por cada millón de pesos, en 1995, a 0.3, pero con mayor carga administrativa, cuando antes se trataba de personal operativo.

A su vez, Pablo Yanes, jefe de Unidad de Desarrollo Social de Cepal, manifestó que la modernización no puede dejar de lado a los pueblos indígenas y a sus habitantes brindarles reconocimiento como sujetos de derecho.

Por su parte, el director general de Desarrollo Comunitario de la Secretaría de Desarrollo Social, Víctor Manuel Tapia, aseguró que la pobreza rural se ha estabilizado en alrededor de 13 millones de personas. Sin embargo, la pobreza extrema se multiplica arriba de dos veces de lo que tenemos de promedio nacional y es casi tres veces superior al de las zonas urbanas.

Según estimaciones, alrededor de 10 por ciento de los productores más pobres del país apenas recibe entre 2 y 3 por ciento del total de los medios de apoyo que se manejan en Procampo; en cambio, el 10 por ciento más rico obtiene 40 por ciento de los recursos, abundó.