Sin que hubiera lluvia, los dos goles de Holanda en la portería de Memo Ochoa cayeron como balde de agua fría en el ánimo de los miles de aficionados mexicanos que se concentraron en el Zócalo capitalino, que así veían cómo se escapaba la histórica oportunidad de disputar un quinto partido en el Mundial de Brasil 2014.

El ambiente para las más de 75 mil personas que atestaron la explanada principal del Centro Histórico era de fiesta, de matracas, banderas y consignas, que iban a tono con el caluroso clima matinal. Incluso, el que se hubiera disputado en domingo y por la mañana hizo que el Zócalo fuera insuficiente y los hinchas nacionales se extendieran hasta las calles 16 de Septiembre y 20 de Noviembre. Las condiciones estaban dadas para apoyar con todo al Tri.

Pero el gusto no fue eterno. Al minuto 88, el disparo a las redes del holandés Wesley Sneijder apagó los ánimos. Las porras y aplausos que acompañaban cada jugada de la oncena mexicana se convirtieron en silencio, el cual se hizo aún más sepulcral luego de que Klass Jan Huntelaar convirtió en gol el polémico penal marcado por el arbitro central.

Las banderas mexicanas, que ondearon más de 85 minutos, se perdieron paulatinamente y el silbatazo final sepultó cualquier viso de júbilo. Ya luego bastaron 20 minutos para que la plancha del Zócalo se vaciara. No hubo lágrimas, pero tampoco alegrías. Si acaso uno que otro ruido de cornetas, y el lamento de que otra vez se presentó la maldición de los últimos mundiales de futbol.

Pequeños incidentes

Los hinchas mexicanos tomaron las calles de Madero, 20 de Noviembre y Pino Suárez. Pocos de los que llegaron al Zócalo se encaminaron al Ángel de la Independencia, donde la policía capitalina desplegó 3 mil elementos ante la expectativa de que llegaran muchos aficionados de la selección mexicana, pero tras la derrota del equipo nacional apenas se presentaron alrededor de 700 personas.

La Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal había estimado que tras el juego podrían llegar hasta 100 mil aficionados, pero, los cánticos y porras de algunos, apenas se escucharon. Al final, la policía capitalina reportó saldo blanco durante y después del encuentro deportivo.

Sin embargo, elementos policiacos detuvieron a cuatro personas que robaron una tienda de conveniencia en el cruce de Paseo de la Reforma y Lafragua. Los acusados fueron trasladados al Ministerio Público.

Mientras tanto, con camisetas verdes y pelucas tricolores, algunos aficionados que se dieron cita en el lugar aseguraron que la victoria era del equipo mexicano, aunque el marcador favoreciera a Holanda.

Las voces con las porras y el Cielito lindo no alcanzaron a unificarse en un coro, ya que los asistentes estaban dispersos por los alrededores del Ángel y en ningún momento se sintió la algarabía generalizado de las celebraciones anteriores.

Algunos aficionados que llegaron a este punto iban alcoholizados y an algún momento lanzaron latas de espuma.

Un joven fue golpeado por una de ellas y sufrió una cortadura en el rostro. Elementos de emergencias que se encontraban en la zona para resguardar la celebración le brindaron los primeros auxilios

Otro grupo de jóvenes subió a los semáforos de la glorieta del Ángel para ondular una bandera mexicana, pero en su intento dañaron el mobiliario urbano.

Aunque la conglomeración no era mayor, elementos de tránsito de la policía capitalina realizaron cortes a la circulación sobre Paseo de la Reforma para resguardar a los presentes.