La realidad
o fue un fugaz paraíso el empate ante Brasil. El Tricolor continuó acumulando, dando alegrías y demostró que en la cancha y no en las cuentas bancarias ni en la conferencias de prensa, está la realidad.
No les temblaron las piernas ni se sintieron menos ante unos rivales que se codean con la élite del Real Madrid o el Bayern Munich. Al contrario, mejoraron como el vino en su tercera aparición en esta Copa del Mundo y ahora tendrán enfrente a la también invicta Holanda, que seguramente no se mostrará confiada al límite de lo soberbio como los croatas.
Antes del Mundial había muchas dudas, por el penoso paso del Tricolor en la eliminatoria. Pero la entrega y fortaleza que han tenido en Brasil 2014 ha transformado todo en esperanza y júbilo, en este balance de la fase de grupos.
Se quedaron como escolta del anfitrión en el sector, aunque eso fue en parte gracias a la ceguera arbitral, que además de anularles goles legítimos contra Camerún, no le han marcado penales tan claros como el de ayer de Srna.
Si hubiera estado en el banco mexicano el entrenador Frenkie Schinkels le habría sacado la tarjeta roja al silbante, como lo hizo con el nazareno que dirigió el partido de su equipo, el Austria Carinthia, ante el Rapid de Viena en julio de 2008. Siempre llevaba la tarjeta en su bolsillo: Así me busco menos problemas que cuando abro la boca
, se justificaba.
Ojalá que muchos mexicanos encuentren la mejor forma de festejar esta sexta ocasión consecutiva que van en busca del anhelado quinto partido en un Mundial.
Porque la primera vez que se consiguió superar la primera fase, en México 70, después de dar cuenta de “Bélgica por 1 a 0, borracho de tanta felicidad, Augusto Mariaga, alcaide de la cárcel de Chilpancingo (estado de Guerrero), que alberga presos condenados a cadena perpetua, recorre los pasillos pistola en mano, dispara al aire y, al grito de ¡Viva México!
, abre todas las celdas, dejando en libertad a 142 criminales peligrosos. El Tribunal absuelve a Mariaga, porque, según la sentencia, actuaba llevado por un arrebato de patriotismo” (La guerra del futbol y otros reportajes, de Ryszard Kapuscinski, Anagrama).