Hoy es el día, ¿será la selección de Camerún un equipo tan temible?
Quién se iba a imaginar que supuestas potencias como Argentina y los anfitriones mostrarían un futbol tan pifio
Lunes 23 de junio de 2014, p. 7
Río de Janeiro, 22 de junio.
De súbito, en el estadio de Natal, capital de Río Grande do Norte, en el noreste brasileño, un caño de agua explotó, precisamente en el área reservada a la prensa internacional. Fue a la una en punto de esta tarde. No había ningún juego en Natal, pero, por las dudas, fueron movilizadas brigadas de emergencia. No se reportó ningún herido, ningún daño. Puros nervios.
Y es que justo en aquel momento, a miles de kilómetros de distancia, empezaba en el Maracaná, en Río, el partido entre Rusia y Bélgica.
Por unos minutos, los pocos periodistas que se vieron bajo un inesperado diluvio en Natal no supieron qué hacer. Luego fueron a la sala al lado a ver, por la tele, cómo Bélgica derrotó a Rusia por uno a cero. Bélgica era una de las incógnitas de este Mundial.
Bueno, sigue siendo. Este es un Mundial lleno de sorpresas. Bélgica se clasificó para los octavos. Muy bien. ¿Pero alguien, en Brasil, estaba o está realmente preocupado por lo que les pasa a los belgas?
Favoritos que siembran la duda
Hoy es hoy. El lunes es día de enfrentar a Camerún. Y hasta la chica linda más linda de Oaxaca sabe que Brasil entra a la cancha como favorito. Pero, en un Mundial tan lleno de sorpresas, ¿ese favoritismo se cumplirá?
Hasta hoy, al principio de la noche, los expertos altamente especializados trataban de definir cuál es la mejor táctica para el partido de este lunes, dentro de la estrategia para conquistar el Mundial.
Claro que Felipao, el entrenador que determina todo, no consultó a ninguno de los 173 millones 408 mil brasileños altamente expertos que se inquietaban frente a las variables de táctica a ser empleada. Pero si hubiese consultado, tampoco saldría con alguna indicación firme.
Este es un Mundial raro. Bueno, todos lo son. Pero el de 2014, disputado en Brasil, se muestra especialmente raro.
En lo que nos atañe, la verdad es que no sabemos exactamente cuáles serán las determinaciones de Luis Felipe Scolari, el inevitable Felipao.
El sábado por la nochecita, en Sao Paulo, un grupo de cinco amigos –un director de cine, un arquitecto, una profesora universitaria de letras, un biólogo y un escritor– trataban de buscar un espacio razonablemente sereno y equilibrado para analizar el escenario.
Ni modo. ¿Preservamos a Neymar de los riesgos de otra tarjeta amarilla? ¿Será Camerún, nuestro adversario de hoy, un equipo tan temible a punto de exigir todo el potencial o supuesto potencial brasileño en la cancha?
La verdad es que, a punto de terminar la primera etapa del Mundial, nadie sabe a qué atenerse en Brasil. Las sorpresas siguen siendo tema primordial en las conversas ¿Quién imaginaría que España e Inglaterra volverían directamente al aeropuerto, por ejemplo? ¿Quién imaginaría que supuestas potencias como Argentina y Brasil mostrarían un futbol tan pifio en esta primera etapa?
En el último minuto Portugal logró empatar con Estados Unidos y sobrevivir en la Copa del Mundo.
La vida sigue. Frente a las bajas en los sondeos electorales –habrá elecciones generales en octubre– la presidenta Dilma Rousseff adoptará una nueva estrategia. Será más agresiva frente a los adversarios.
¿Será Brasil más agresivo frente a Camerún? ¿O al menos más eficaz de lo que fue frente a Croacia y México?
Mala calidad en la comida y no hay culpables
La Anvisa –Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria– advirtió duramente a la FIFA sobre la mala calidad de la comida servida a los trabajadores en Recife, que fueron conducidos a hospitales luego de comer lo que les ofrecieron los controladores de todo en el Mundial.
Curioso punto: la FIFA, que mafiosamente exigió de Brasil –y Brasil, vergonzosamente aceptó– condiciones draconianas para realizar aquí ese Mundial, por segunda vez se depara con fallas que, de haber sido cometidas por el país que recibe el torneo, serían altamente condenadas. Primero, la cuestión de la seguridad en el interior de los estadios. Y ahora, la comida servida a los funcionarios y voluntarios de la misma FIFA.
¿Habrá alguna agencia reguladora para determinar la calidad de los partidos ofrecidos por Brasil a la hinchada? Ojalá, por lo visto hasta ahora, que no… Porque era mucho lo que se esperaba, luego de la Copa de las Confederaciones de hace un año. Y que no tiene nada que ver, o casi nada, con lo que se vio ahora…