A partir del próximo ciclo escolar se aplicarán nuevos lineamientos para la elaboración y venta de alimentos en las escuelas públicas y privadas del país que mantienen la comercialización de botanas, pastelillos, galletas, confites, postres, jugos y néctares procesados, así como el uso de edulcorantes.

En el acuerdo, publicado en el Diario Oficial de la Federación por la Secretaría de Educación Pública, se establece que se permitirán productos que contengan hasta 0.5 por ciento de grasas trans, pese a que la dependencia advierte que existe una amplia evidencia científica que vincula su consumo con alteraciones al metabolismo de lípidos en la sangre, inflamación vascular y desarrollo de enfermedades cardio y cerebrovasculares.

En los lineamientos generales para el expendio y distribución de alimentos y bebidas preparados y procesados en las escuelas del Sistema Educativo Nacional se detalla que los alimentos y bebidas industrializados que cumplan con la normatividad nutricional, que incluye en algunos productos 20 por ciento de azúcares añadidos, 15 por ciento de grasas saturadas y 35 por ciento de grasas totales, se podrán comercializar los viernes, en sustitución de cereales, oleaginosas y leguminosas.

Además, se incluyen especificaciones para el expendio de bebidas en secundarias y escuelas de educación media superior y superior, donde se podrán consumir porciones de 250 mililitros, con 10 calorías máximas, 55 miligramos de sodio por porción, edulcorantes no calóricos, sin cafeína y sin taurina.

Si bien se establece que se deberá promover el consumo de agua simple potable, no se especifica cómo se garantizará su disponibilidad, pues en el país hay más de 6 mil planteles de prescolar a secundaria sin acceso a ella.

Pese a que los lineamientos también establecen que se sancionará a quienes incumplan, con multas de hasta 5 mil días de salario mínimo y la revocación del permiso, incluyen criterios como: botanas con porciones de 130 calorías, y un porcentaje de grasas totales de hasta 35 por ciento del total calórico, 15 por ciento de grasas saturadas y 10 por ciento de azúcares añadidos.

Abelardo Ávila, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, dijo que el principal problema con los lineamientos es que se aceptan la comercialización y los productos industrializados. Las empresas presionan, aseveró, y se introducen márgenes de tolerancia para ingredientes, en particular de aquellos que son dañinos para la salud como los azúcares, la sal y las grasas.

En las escuelas, agregó, sólo debería haber y recomendarse el consumo de alimentos saludables, naturales como maíz, frijoles y verduras no industrializados, y no bajo una perspectiva mercantil porque siempre predominará sobre el interés de la buena nutrición.

Agregó que lo destacable del nuevo ordenamiento es que se termina con la autorregulación y que se imponen sanciones por incumplimiento.