No tenía implicación personal, dice cura conductor de su canonización
Miércoles 23 de abril de 2014, p. 38
Ciudad del Vaticano, 22 de abril.
El sacerdote polaco que encabezó el proceso de canonización de Juan Pablo II afirmó el martes que no existen pruebas de que el difunto pontífice tuviera participación personal
alguna en el escándalo de la congregación religiosa legionarios de Cristo.
Juan Pablo II y sus más íntimos colaboradores solían presentar a los legionarios y su fundador, el difunto sacerdote Marcial Maciel, como modelo para los fieles, a pesar de que el Vaticano poseía desde hacía décadas documentos con denuncias fidedignas de que Maciel era un pederasta y drogadicto con una vida espiritual cuestionable.
Monseñor Slawomir Oder dijo el martes que, de acuerdo con los documentos disponibles en la causa de la canonización, no hay señales de participación personal
de Juan Pablo II en este caso.
Oder no mencionó a los colaboradores más cercanos del papa, que se contaban entre los partidarios incondicionales de Maciel. Estos cardenales todavía elogiaban la obra del religioso mexicano años después de que el Vaticano le ordenó en 2006 observar una vida de penitencia y oración por haber abusado sexualmente de seminaristas.
No han aflorado documentos que sugieran que el mismo Juan Pablo II hubiera sabido que Maciel era un pederasta y un fraude. Pero el caso fue fuente de preocupación para dos dependencias del Vaticano, la Congregación para los Religiosos y más adelante la Congregación para la Doctrina de la Fe, que en 1998 recibió una denuncia legal de media docena de ex sacerdotes de la congregación de que Maciel había abusado sexualmente de ellos.
Muchas de las víctimas de Maciel acusan al círculo íntimo de Juan Pablo II de haber intervenido para impedir que el caso fuera llevado adelante y, más recientemente, de haber evitado una investigación exhaustiva de cómo el fraude de Maciel pudo prolongarse durante tanto tiempo.
Cuando se le preguntó el martes sobre el desempeño de Juan Pablo II frente a los abusos sexuales, el vocero del Vaticano, Federico Lombardi, señaló que la santidad no es juicio sobre un papado ni la evaluación sobre la perfección de alguien en vida.
El escándalo de los legionarios es el caso más notorio de cómo la jerarquía de la Iglesia católica durante décadas se hizo de la vista gorda ante los abusos sexuales y prefirió proteger la institución. El papa Benedicto XVI tomó control de los legionarios en 2010 y estableció una serie de reformas. El papa Francisco considera ahora si aprobará la nueva constitución de la congregación.