A 15 años de la huelga de 1999, algunos participantes señalan errores y aciertos
Es lamentable que el CGH haya desestimado
el diálogo como vía para la solución, opinan
Martes 22 de abril de 2014, p. 46
El mayor aporte del movimiento estudiantil que mantuvo la huelga de 1999 a 2000 en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) es que la institución continúa siendo pública y gratuita.
En ello coincidieron algunos de los participantes en ese movimiento a 15 años de iniciado el paro de labores, cuando la madrugada del 20 de abril de 1999 prácticamente la totalidad de escuelas y facultades de la UNAM fueron tomadas por universitarios en rechazo al reglamento general de pagos que fijaba cuotas de inscripción y que fue aprobado el 15 de marzo por el Consejo Universitario a propuesta del entonces rector Francisco Barnés.
Durante el foro A 15 años del inicio de la huelga en la UNAM. Las batallas por la gratuidad
, que se realizó en la Facultad de Economía, también se señalaron algunos errores que cometió el Consejo General de Huelga (CGH) durante los casi 10 meses que se prolongó el paro, el más largo en la historia de la institución y que se rompió con la entrada de la Policía Federal Preventiva el 6 de febrero de 2000.
Jesús Lozano, quien era representante en ese entonces ante el CGH por la Facultad de Psicología, indicó que durante los rectorados de Jorge Carpizo, José Sarukhán y Barnés se dieron intentos por privatizar
la universidad, pero en los tres casos se encontraron con la resistencia de los estudiantes
.
Agregó que sin la huelga estudiantil miles de jóvenes de escasos recursos hubieran perdido la oportunidad de inscribirse en la UNAM.
Sin embargo, lamentó que el CGH haya incurrido en algunos errores, sobre todo hacia el final del movimiento, como desestimar
el diálogo como vía para la solución, inventar asambleas para ganar cuotas en el seno del movimiento y haber roto con el resto de la comunidad estudiantil, entre otros.
Ernesto Armada, entonces representante de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, subrayó que más que la abrogación del reglamento general de pagos, el triunfo del movimiento fue haber creado entre los universitarios una cultura en el sentido de que la UNAM es pública y gratuita, y así debe mantenerse.
José Miranda, quien era estudiante de la Preparatoria 2 y hoy es abogado, llamó a la reflexión tanto a quienes participaron en el CGH como a los actuales estudiantes universitarios, pues tres quinquenios después el poder político ha aprobado reformas perjudiciales para los mexicanos, como la laboral, la energética y la educativa.
En su turno, Jennifer Estévez, actual estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades Azcapotzalco, destacó que sin aquel movimiento, probablemente ella no hubiera tenido la oportunidad de ingresar a la UNAM o tener acceso a otra institución, debido a que su familia no cuenta con recursos para pagar una educación universitaria costosa.
Por ello, exhortó a sus compañeros a seguir defendiendo la gratuidad de la educación.