El futuro de la región se juega en la zona andina, advierte
Jueves 27 de marzo de 2014, p. 18
La incidencia de Estados Unidos en América Latina genera dinámicas que constituyen verdaderos factores potenciales de ingobernabilidad regional. Hay procesos, como los de la zona andina, Venezuela en primer lugar, en los que de algún modo se juega el futuro inmediato de la región, en el sentido de la necesaria estabilidad para forjar coincidencias, comercio justo, consolidar avances democráticos y proyectos integracionistas con autodeterminación y soberanía
, afirmó Darío Salinas Figueredo, profesor-investigador de la Universidad Iberoamericana.
Durante la sesión especial del Seminario permanente sobre gobernabilidad e instituciones políticas en América Latina –dedicada a la actualidad y futuridad
de las relaciones entre Estados Unidos y la región–, en la que participaron el historiador e investigador cubano Luis Suárez, Mariana Aparicio Ramírez y Adán Baltazar García Fajardo, se señaló la importancia de conocer mejor los ingredientes internos y externos que van definiendo el tenso juego de tendencias y contratendencias actuales
.
Los cuatro investigadores y especialistas en el tema de América Latina-Estados Unidos aludieron a la importancia que ha tomado la región para el gobierno de Barack Obama en las nuevas relaciones hemisféricas, ante las señales de deterioro en la hegemonía estadunidense y la crisis global que afecta al capitalismo.
Salinas Figueredo coincidió con Luis Suárez en que desde Estados Unidos, comercio y seguridad son dimensiones articuladas estratégicamente en las pretensiones hegemónicas que se despliegan, no tanto como oportunidades de cooperación
, sino como verdaderas amenazas políticas y geopolíticas para los procesos de América Latina y el Caribe.
“Si nos preguntamos, desde un diagnóstico latinoamericano, ¿qué sería lo más benéfico para el proceso venezolano?, la respuesta que me parece más plausible pasa por saber recoger la historia de la región, a fin de contribuir con la inteligencia disponible, la crítica responsable, los recursos de la diplomacia y la política a que el accionar desestabilizador y el injerencismo, abierto o encubierto, no sean vistos como ‘apoyos a la democracia’, sino como factores de ingobernabilidad democrática”, señaló Salinas Figueredo.
Admitió que esta historia no se repite al pie de la letra, pero hay coordenadas que pautan regularidades: hace cuatro décadas, el proceso desestabilizador contra el gobierno de la Unidad Popular en Chile, promovido por intereses, recursos, medios, maniobras y propósitos parecidos a los que hoy podemos identificar en Venezuela, buscaron y llegaron hasta las mismas puertas de las instituciones castrenses. Con aquellas reversiones y sus dolorosas consecuencias se escribieron una de las páginas más trágicas de la historia latinoamericana
.