Editorial
Ver día anteriorDomingo 9 de marzo de 2014Ver día siguienteEdiciones anteriores
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DF: repunte de inseguridad
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on el telón de fondo de una jornada violenta en la capital del país –durante la cual se registraron cuatro asesinatos–, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, sostuvo ayer que no habrá tolerancia hacia el surgimiento de grupos de autodefensa en la urbe y señaló que los brotes de agrupaciones vecinales que realizan tareas de vigilancia tienen un tinte político.

Debe recordarse que la operación de esos grupos ha sido documentada en estas páginas por lo menos desde noviembre del año pasado, y que el gobierno local ha insistido, hasta ahora, en negar la existencia de tales organizaciones. Lo que parece innegable, sin embargo, es que la capital del país ha venido presenciando, en meses recientes, un repunte en el desarrollo de sucesos de violencia de alto impacto –desde el secuestro y asesinato múltiple de jóvenes conocido como caso Heaven hasta los enfrentamientos registrados en semanas y días recientes en delegaciones como Álvaro Obregón, Benito Juárez y Gustavo A. Madero–, lo que se suma al acoso de la delincuencia común que padecen desde hace años diversas zonas de la urbe, particularmente los barrios periféricos y marginales. Ello ha derivado en un incremento de la percepción de inseguridad de distintos sectores de la población.

La afirmación del gobierno local de que el surgimiento de grupos de vecinos dedicados a tareas de vigilancia y autoprotección tienen un tinte político resulta desafortunada.

Si bien es cierto que las administraciones capitalinas han sido objeto de acoso y hasta de intentos de desestabilización política desde hace más de 15 años, no parece haber margen para vincular causalmente esos intentos con el repunte en la inseguridad que enfrenta la urbe.

Hasta ahora los gobiernos de la capital han tenido éxito relativo en mantener al Distrito Federal fuera de la dinámica de violencia y barbarie que se desarrolla en otros sitios del país. Parte fundamental de ese logro ha radicado en la aplicación de políticas sociales consagradas al apoyo de grupos particularmente vulnerables, como los jóvenes y las familias de escasos recursos. La continuidad y profundización de esas políticas es, a la larga, un antídoto mucho más eficaz en contra de la inseguridad que cualquier estrategia policiaca. En el corto plazo, sin embargo, es necesario que las autoridades tomen medidas preventivas para que la situación actual no se desborde.

La sociedad capitalina, que ha dado muestras innumerables de madurez y cultura cívica, merece que su gobierno se conduzca con transparencia, que reconozca los problemas donde los hay y no los minimice, y que actúe con miras a resolverlos. La ciudad capital no puede perderse en escenarios de violencia y zozobra como los que han imperado en amplias franjas del territorio nacional en los años recientes, y ello hace particularmente necesario que el gobierno capitalino redoble sus esfuerzos y, si es necesario, realice los ajustes pertinentes para garantizar la seguridad de la urbe y sus habitantes.