En el emblemático edificio construido por el arquitecto Manuel Tolsá, el Palacio de Minería, el antropólogo e historiador Miguel León-Portilla presentó la nueva redición de la Historia documental de México, publicada por primera vez en 1964, que comprende tres volúmenes.

Frente a un público en su mayoría juvenil, León-Portilla aseguró que la historia escrita es la base de nuestro conocimiento y que los testimonios históricos escritos son documentos básicos sobre el devenir de México, aunque sin dejar de lado la tradición oral.

Esta obra en tres volúmenes, que se redita y cumple 50 años desde su primera publicación, no es un libro viejo, porque los testimonios no se hacen viejos, están vivos. Debemos recordar que la historia sólo existe en el presente de quienes la vieron y en el presente de quienes la revivimos leyéndola o investigándola, explicó el historiador durante la presentación de la obra en la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM).

Feliz de compartir su pasión por México en una edición más del encuentro literario, León-Portilla dedicó unos minutos de su intervención para explicar que las historias documentales son aquellas que incluyen básicamente documentos primarios sobre cada época de la historia de un país, un lugar o una ciudad, pero en el mundo hispano no son muy frecuentes, a diferencia del mundo anglosajón.

La obra que redita el Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México –explicó el historiador– se enriqueció con testimonios documentales de zapotecos, tarascos y mixtecos, además de un nuevo texto sobre las inscripciones y los códices mesoamericanos y su importancia para la historia del pasado de México.

El historiador, ayer, en el Palacio de MineríaFoto Guillermo Sologuren

El autor de Visión de los vencidos cuestionó al público sobre cuándo empieza la historia de México, si con la Conquista o con la Independencia. Contestó que el país empezó a existir con su pasado prehispánico, porque para los mexicanos es parte esencial de nuestro ser.

A manera de ejemplo dijo que los mexicanos tenemos una cantidad de vocablos de origen prehispánico como pepenar, apapachar y huitlacoche, o nombres de lugares como Xochitepec o Cosamaloapan.

El mexicano siente que el mundo indígena es parte de su ser porque tiene dos raíces: puede encontrar a sus abuelos indígenas y también abuelos españoles.

Explicó que podemos saber cómo fueron nuestros antepasados indígenas gracias a la arqueología, la antropología y la historia, mediante los libros con pinturas y glifos.

El especialista del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, Alfredo Ávila, quien también participó en la presentación del libro, comentó que la redición es una invitación a los jóvenes para que se interesen no sólo en la historia, sino en lo que le da sustento.

Nuestra historia documental responde a otra tradición, no es sólo reunir documentos inéditos para que se conozcan; en realidad su vocación es didáctica, lo cual me parece muy importante.