Guadalajara, Jal., 21 de febrero.

Bajo el mismo mural que fue marco cotidiano en su época de estudiante de licenciatura a mediados del siglo pasado, el poeta Hugo Gutiérrez Vega recibió el jueves un homenaje en el paraninfo de la Universidad de Guadalajara (UdeG) con motivo de sus 80 años de vida.

“Mi universidad. Yo estudié aquí, en este local, la carrera de derecho. Arriba estaba la de derecho y abajo la de odontología. Y veníamos al paraninfo a enfrentarnos a (José Clemente) Orozco, a su Hombre pentafásico. Y a ganar concursos de oratoria, porque deben saber ustedes que nadie es perfecto”, dijo.

La emoción le valió para muchas cosas, entre ellas una propuesta a Lucinda Ruiz, su esposa, luego de recordar sus años de alumno de jesuitas, disipados entre patines y “unas ilustres matronas del sector Reforma.

Después vino Lucinda y ahí se cerró una etapa fundamental de mi vida y se abrió otra. Si está dispuesta y no se ha aburrido, yo me casaría con ella otra vez.

Un homenaje en el cual Gutiérrez Vega, director del suplemento cultural La Jornada Semanal, recordó al boticario y poeta de Lagos de Moreno, Francisco González León, fuente inspiradora de su infancia para abrigar una vocación literaria, a pesar que cuando le preguntó si era poeta de verdad el farmacéutico le dijo que sí, pero que no lo volvería a hacer.

Dijo que la huesuda la trae contra los poetas, reflexión que trató de espantar con la broma al novelista Fernando del Paso, quien acudió al homenaje también en silla de ruedas: Fernando, ya podemos jugar unas carreritas.

El homenaje convocó al presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Rafael Tovar y de Teresa, entre otros.

Marco Antonio Campos leyó lo que llamó Oda a Hugo Gutiérrez Vega, en la que describió el paso literario del jalisciense, quien cultiva la delicada planta de la esperanza, no sin escepticismo.

Rafael Tovar encomió el trabajo de Gutiérrez Vega como difusor de la cultura mexicana.