Después de cosechar el café en sus parcelas, los desplazados de la colonia Puebla, municipio de Chenalhó, Chiapas, retornaron este jueves al campamento en Acteal donde están refugiados desde el 26 de agosto pues, declararon, no se han dado las condiciones necesarias para quedarnos con paz y tranquilidad en su comunidad de origen.

Tal vez algunos piensan que porque ya han ido funcionarios del gobierno, incluyendo el mismo gobernador Manuel Velasco Coello, ya se solucionó el problema, pero no es así. Nuestras condiciones para retornar ya se las dijimos al gobierno, son el reconocimiento de la propiedad del predio de la iglesia católica, el reconocimiento y reparación de los daños, tanto comunitarios por la destrucción de la obra del templo y la destrucción de las casas comunitarias, como los daños personales por los robos y las destrucciones en sus hogares.

Quisiéramos creer que la visita del gobernador es una señal de su voluntad para resolver el problema, pero, igual que como hace el presidente Enrique Peña Nieto en Michoacán, no basta ir a tomarse la foto y hacer promesas para que ya se resuelvan los problemas. Mientras quieran solucionar todo con promesas de apoyos pero no hagan justicia no va a haber solución.

Las 17 familias (98 personas) que se encuentran en Acteal acordaron acudir a cortar el café del 17 al 27 de enero. Luego, al ver que faltaba mucho decidieron quedarse 10 días más. Así hoy, tras 20 días de cosechar y secar el aromático, determinaron regresar al campamento Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal, donde se encuentran desde agosto, cuando, dicen, nos obligaron a desplazarnos las agresiones del grupo encabezado por el comisariado ejidal de Puebla, Agustín Cruz Gómez.

Las familias tzotziles demandan que no queden en la impunidad los diferentes delitos que se han cometido en contra nuestra y el secuestro del sacerdote Manuel Pérez Gómez.

La semana pasada denunciaron agresiones verbales y apedreamientos durante su permanencia en el ejido las semanas recientes. Ahora reiteran: Lo que más nos preocupó en los días en que estuvimos en la colonia Puebla es que no cesan los hostigamientos en contra nuestra, en especial contra algunos como Juan López Méndez, al que le tienen mucho coraje porque no siendo católico no quiso apoyar las agresiones contra los católicos.

Estando en su comunidad, los evangélicos lo fueron a acusar falsamente de que había bloqueado un camino y también la han agarrado contra su familia. El 2 de febrero cortaron el suministro de agua a la madre de López Méndez. Provocan delitos violando los derechos de la sociedad sin que nadie les diga nada.

Francisco López Santiz, Pedro Jiménez Pérez y Simón Pedro Pérez López, en nombre de los desplazados, del Consejo Parroquial de Chenalhó y de la Sociedad Civil de las Abejas, sostuvieron: Queremos que haya paz y reconciliación en Puebla y en todas las comunidades. Estamos abiertos al diálogo, pero no podemos aceptar la impunidad y que se sigan repitiendo los delitos, porque así fuimos desplazados en 1997, lo fuimos otra vez en 2013, y todo por las mismas gentes, porque no han sido castigados, y si no lo son van a seguir repitiendo lo mismo y va a seguir habiendo desplazados.

Los gobiernos no aplican justicia a los delincuentes, por esta razón no podemos quedar tranquilamente en nuestras casas. Y advierten: retornaremos hasta que veamos que hay por lo menos algunas señales reales de justicia.