El Museo Nacional de la Revolución Mexicana permanece abierto en esta temporada
Con aspecto fresco y renovado, el recinto busca responder la interrogante mediante documentos, litografías y fotografías de la época que se exhiben en seis salas temáticas
Viernes 27 de diciembre de 2013, p. 3
La exposición permanente del Museo Nacional de la Revolución concluye con una sala en la que se pregunta si ese hecho armado cambió a México, y en seguida, mediante una serie de cédulas, busca argumentarse las supuestas transformaciones positivas que ha experimentado el país a partir de ese episodio histórico.
En torno del recinto, ubicado a los pies del Monumento a la Revolución, en los sótanos de lo que originalmente se proyectó para ser el gran Palacio Legislativo del porfiriato, los maestros disidentes de diversos rincones del país aún mantienen su plantón contra la reforma educativa impulsada por el actual gobierno federal.
Y a unos cuantos metros del lugar, la avenida Paseo de la Reforma seguía siendo sede y testigo, hasta hace unos días, de multitudinarias marchas, manifestaciones y actos de protesta ciudadanos contra la Reforma energética promovida por la administración de Enrique Peña Nieto.
¿Cambió al país la Revolución Mexicana?
, reza el título de la cédula de dicha sala, en cuyo recorrido se consigna cómo 30 años después de esa gesta, de ser un país casi despoblado, con 72 por ciento de analfabetismo y 85 por ciento de población rural, en el que había condiciones de trabajo cercanas a la esclavitud, México duplicó su población, abatió el analfabetismo y redujo los abismos sociales
.
Las fotografías y demás documentos exhibidos en esa parte de la muestra dan cuenta de la expropiación petrolera encabezada por el presidente Lázaro Cárdenas, en 1938; la educación de tipo socialista promovida por ese mismo mandatario, así como la reforma agraria, que implicó el reparto de tierras a escala nacional.
De igual manera, se ilustran las misiones culturales
implantadas por ese mismo gobierno mediante las que se buscaba extender la educación a todas las comunidades del país y abatir el analfabetismo; y la política de solidaridad internacional y hospitalidad del cardenismo, con la recepción en México de los exiliados Republicanos españoles, a partir de 1939.
Entre esas fotografías pueden observarse las del pueblo volcado en torno de Bellas Artes en 1938 con varias de sus pertenencias para apoyar la recuperación de los hidrocarburos nacionales, la del general Lázaro Cárdenas sobre una piragua con un grupo de maestros rurales y la de los llamados Niños de Morelia, como se denominó al grupo de 465 menores de edad, entre huérfanos de guerra e hijos de combatientes republicanos, que fueron traídos al país de España en un barco de bandera francesa.
El Museo Nacional de la Revolución muestra un aspecto fresco e innovador tanto en su infraestructura como en su museografía gracias a la remodelación de la que fue motivo hace tres años, por la conmemoración del centenario del inicio de esa lucha armada.
Es un espacio museístico moderno, atractivo para el visitante, el cual, durante el recorrido, se encuentra con información detallada, mas no farragosa, que permite comprender los antecedentes, las causas, la evolución, el desenlace y las consecuencias de la Revolución Mexicana.
Todo ello apoyado en puntuales textos de sala, imágenes históricas, videos y programas multimedia alusivos a los temas en cuestión y, por supuesto, no pueden faltar las vitrinas con reliquias, objetos o documento históricos y emblemáticos de cada una de las etapas de las que se da cuenta durante el recorrido.
De tal manera, pueden apreciarse reproducciones de pinturas, litografías y fotografías de hechos o lugares históricos, como del Segundo Imperio Mexicano, la guerra de Reforma, el gobierno de Benito Juárez, la ascensión de Porfirio Díaz al poder y el impulso económico que implicó la llegada al país del ferrocarril.
A ellas se suman imágenes alusivas a las huelgas de Cananea, la salida de Díaz hacia Francia, la asunción de Francisco I. Madero a la Presidencia de la República, el Ejército del Sur, la División del Norte, los asesinatos, en épocas distintas, de Madero y José María Pino Suárez, Emiliano Zapata y Álvaro Obregón.
Entre los objetos, en tanto, se encuentran el telegrama mediante el cual el general Ignacio Zaragoza notifica al presidente Benito Juárez de la victoria contra el Ejército francés en Puebla, el 5 de mayo de 1862; ejemplares de las Constituciones de 1857 y 1917, y periódicos de diversas épocas, desde mediados del siglo XIX hasta de la década de los 40, de la centuria pasada.
También se hallan armas antiguas, la carta que Porfirio Díaz envió a los diputados para dimitir a la Presidencia de la República, el 25 de mayo de 1911; el Plan de Ayutla, así como vestimentas y objetos de diversos personajes históricos, entre ellos de Zapata, Francisco Villa, Madero, Victoriano Huerta…
El recorrido comienza con una sala dedicada a explicar los orígenes del monumento a la Revolución, que se remonta a 1897, cuando la Secretaría de Obras Públicas lanzó un concurso internacional para el proyecto de la futura sede de la Cámara de Diputados y Senadores, en el cual participaron 56 propuestas de los más prestigiados arquitectos de ese momento en el mundo.
Después de varias irregularidades y críticas al proceso, la obra se encomendó al arquitecto francés Emile Bénard, quien gozaba de gran prestigio internacional, en particular por la construcción de la Universidad de Berkeley, en Estados Unidos.
La faraónica obra, cuya primera piedra fue colocada por el propio general Díaz, el 23 de septiembre e 1910, debió ser suspendida por la falta de recursos a raíz de los hechos armados de la Revolución.
Lo único que logró erigirse fue la estructura de metal que constituiría la parte central de la edificación, la cual permaneció abandonada hasta que en 1932 el arquitecto Carlos Obregón propuso, que en lugar de demolerla, la estructura de la cúpula fuera aprovechada para consagrar un monumento a la Revolución Mexicana, propuesta que fue aceptada y en la cual se trabajó de 1933 a 1938.
El recorrido por la muestra permanente del recinto está dividido en seis salas, las cuales guardan un orden temático y cronológico: La consolidación del estado mexicano, El Porfiriato, La Revolución democrática, La revolución política, La Revolución popular, La guerra civil y la Constitución, Las bases del nuevo estado mexicano y El cardenismo.
El museo permanece abierto en esta temporada de fin de año de martes a viernes de 9 a 17 horas, y sábados y domingos de 9 a 18:30 horas; y como elementos extra de atractivo ofrece los servicios de mirador panorámico, cafetería y tienda.