Séptimo Continente estudiará millones de toneladas de desechos de las aguas del mundo
La placa está en zonas poco transitadas por la navegación mercantil y turística, por tanto el problema sólo interesa a ecologistas y científicos
, lamenta Patrick Deixonne, quien encabeza la misión
La finalidad de la exploración, llamar la atención pública hacia el fénomeno, explica
Sábado 27 de abril de 2013, p. 2
París, 26 de abril.
Un año después de un fallido intento, una expedición saldrá en mayo rumbo al séptimo continente
, un gigantesco basurero flotante que acumula todo tipo de desperdicios plásticos, mayor en extensión que India, pero aún profundamente desconocido.
En el origen de la expedición Séptimo Continente está el explorador francés Patrick Deixonne, de 48 años, quien en 2009 descubrió el fenómeno cuando participaba en una carrera de remo.
“Veía todos esos desperdicios plásticos que derivaban a mi alrededor. Me sorprendió y me dije: ‘¿adonde va todo esto?’”, explica el explorador, durante un viaje a París para preparar la expedición.
Cuando volvió a tierra, el ex bombero de Guayana (territorio colonial de Francia al norte de Sudámerica) se documentó y halló la respuesta. Estos desperdicios confluyen en el punto de encuentro de corrientes marinas, se enroscan bajo el efecto de la rotación de la Tierra y acaban formando una inmensa masa giratoria.
En total, millones de toneladas procedentes de las costas y los ríos flotan en las cinco principales masas de desperdicios formados en todos los océanos, cuya fuerza centrípeta los aspira hacia el centro.
El problema para los científicos es que esta sopa
está esencialmente compuesta por microdesperdicios de plástico descompuesto y en suspensión bajo la superficie del agua, a veces a 30 metros de profundidad. Es muy difícilmente detectable por las observaciones desde los satélites y solamente es visible desde los barcos.
Según el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES, por sus siglas en francés), la agencia espacial de Francia, que apadrina la misión Séptimo Continente, la masa del Pacífico norte, entre California y Hawai, es una de las más importantes del planeta, con una superficie de 3.4 millones de km2.
Pero la placa de desperdicios se halla en aguas poco transitadas por la navegación mercantil y turística, por lo que el problema solamente interesa a los ecologistas y a los científicos
, se lamenta Deixonne.
Cartografiar las zonas contaminadas
Desde su descubrimiento fortuito por el oceanógrafo estadunidense Charles Moore, en 1997, esta masa de desperdicios plásticos ha sido objeto de escasos estudios sobre su impacto en la contaminación del océano y su fauna.
Miembro de la Sociedad de exploradores franceses, Patrick Deixonne desea, por tanto, darle publicidad a esta catástrofe ecológica
; por ello acude al lugar para traer observaciones científicas e imágenes.
La expedición parte el 20 de mayo de Oceanside (sur de California) y se dirigirá al continente
; en todo el recorrido tomarán medidas para comparar la concentración y la naturaleza de los desperdicios
, explica.
Gracias a la guía vía satélite, proporcionada por sus socios, espera llegar en seis o siete días a la zona de mayor concentración de basura, a unas mil millas náuticas de las costas (mil 900 km).
Un captor realizado por alumnos ingenieros de Toulouse (sur de Francia) en cooperación con el CNES será igualmente probado en una boya a la deriva, la cual permite distinguir en el agua a los plásticos del plancton y otras partículas vivas, y luego cartografiar las zonas contaminadas gracias a imágenes satelitales, algo nunca hecho hasta ahora.
La expedición que fue programada para mayo de 2012 fracasó por incidentes causados inesperadamente por desperdicios plásticos.
Antes de salir de California, una bolsa de plástico bloqueó la bolsa de agua de la goleta de 1938 fletada por Patrick Deixonne. Luego, restos de una caña de pescar de nylon rompieron el timón en el Golfo de México.
Son problemas muy usuales en esta parte del mundo, y que afectan cada vez más a los navegantes californianos
, asegura Deixonne. Sensibles a esta contaminación plástica y a los problemas que tuvo el explorador en 2012, el Yacht Club de Oceanside decidió este año asociarse a la expedición y poner a su disposición un poderoso barco con motor y tres tripulantes.