ero y va… la enésima rehabilitación del Foro Lindbergh en el Parque México, pulmón verde de la colonia Condesa. Costará 15 millones de pesos aportados por la delegación Cuauhtémoc y la asamblea de la ciudad. La pintura, donación de la empresa Comex, hoy de una trasnacional. La última remodelación quedó inconclusa y el mal estado de este espacio público inaugurado en 1927 se agravó por la falta de vigilancia de las autoridades y vecinos que permitimos a los vándalos hacer de las suyas. Otra vez rehabilitarán la escultura La mujer de los cántaros. De paso conviene aprovechar la época de secas para arreglar los andadores del parque, pues no tienen gravilla y con la lluvia se convierten en auténticos lodazales.
El delegado en Cuauhtémoc, Alejandro Fernández, promete que el Lindbergh será un sitio para celebrar actividades culturales y recreativas. Si lo logra, no habrá más ferias comerciales de chile, dulce y manteca que han contribuido al deterioro del foro. Tampoco que funcionen equipos de sonido que sobrepasen los decibeles máximos establecidos por las propias autoridades a fin de proteger la salud de la población.
Bienvenida también la política que Fernández anuncia para recuperar los espacios públicos de la delegación (banquetas, plazoletas y áreas verdes) de los que se apoderó el comercio informal. Un caso extremo ocurre en los alrededores del Hospital General al que acuden diariamente cientos de personas en busca de atención o para visitar a los allí internados. Cercan al hospital más de 200 puestos en los que se vende todo tipo de mercancía. Los más peligrosos son los de comida, que utilizan gas y carecen de agua potable. Estudios del sector salud muestran que son foco de enfermedades gastrointestinales. La venta callejera de comida crece también en la Condesa. En algunos casos se trata de puesteros
trasladados allí por quienes manejan el ambulantaje a gran escala con la complicidad de los inspectores de vía pública.
En cambio se logró reducir la invasión del suelo de conservación en el Distrito Federal. Era práctica de los gobiernos del PRI alentar la ocupación irregular de áreas de gran importancia ambiental, especialmente por facilitar la recarga del acuífero. Invasión y regularización a cambio de votos era la política, lo que prohijó que líderes invasores (y funcionarios) se enriquecieran a costa de miles de familias necesitadas de un lugar para vivir. Práctica que sigue vigente en las entidades vecinas.
Pese a las medidas tomadas desde 1997 contra la invasión de áreas de reserva ecológica, las autoridades capitalinas reconocen que no la han podido eliminar por completo y se agrega a la herencia que dejaron los gobiernos priístas: por lo menos 700 asentamientos irregulares que se extienden sobre más de 3 mil 500 hectáreas y donde viven unas 210 mil personas. Ahora el gobierno citadino anuncia un programa para recuperar 100 hectáreas ocupadas irregularmente en las delegaciones Tlalpan, Tláhuac, Magdalena Contreras, Cuajimalpa y Álvaro Obregón y consignar a quien pretenda lucrar con las necesidades de quienes carecen de vivienda.
Así como se lucha contra las invasiones de áreas de reserva ecológica, urge combatir la corrupción que impera al autorizar construcciones donde no se debe. Máxime si resulta peligroso. Y en cambio, cumplir la normatividad en materia de uso del suelo. El caso más reciente y emblemático es el predio de 10 hectáreas ubicado en Paseo de la Reforma 425 (en Santa Fe), donde el consorcio Perlmar Group logró que le autorizaran construir 103 departamentos y una zona comercial. En marzo, hubo tres deslaves en el talud levantado como parte de dicho desarrollo
inmobiliario. También afectaron el edifico del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias. Perlmar obtuvo los permisos del anterior delegado en Álvaro Obregón, Eduardo Santillán (hoy diputado local) y de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), tantas veces señalada por favorecer los intereses de inversionistas. Las autoridades prometen no tolerar más irregularidades, lo cual conlleva acabar de raíz con la corrupción. ¿Lo lograrán?