a semana pasada un grupo de víctimas de abusos sexuales cometidos por integrantes del clero, agrupados en la Red de Sobrevivientes de los Abusados por Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés) presentó una lista de 12 cardenales señalados por haber encubierto a curas pederastas y exhortaron a la Iglesia católica a excluir a esos altos jerarcas de la sucesión de Benedicto XVI en el próximo cónclave.
Asimismo, demandaron que el Vaticano deje de fingir que lo peor ha pasado con respecto a los abusos sexuales del clero
y de encubrir la crisis por la que atraviesa a raíz de las denuncias por los miles de casos de abuso sexual perpetrado por sacerdotes católicos. En la lista referida figuran los cardenales estadunidenses Roger Mahony, Timothy Dolan, Sean O’Malley y Donald Wueri, el hondureño Óscar Rodríguez Madariaga, los italianos Tarsicio Bertone y Angelo Scola, y el mexicano Norberto Rivera Carrera, arzobispo primado de México.
Ayer, un grupo de víctimas de pederastia dio a conocer en México una petición electrónica en la que se insta al nuncio apostólico Pierre Christoph y a la Conferencia del Episcopado Mexicano a excluir del próximo cónclave a Rivera Carrera. En el documento, que reunió en cosa de días más de 20 mil firmas de adhesión, se recuerdan los señalamientos contra el cardenal por haber encubierto la prolífica carrera criminal del difunto Marcial Maciel, fundador y jefe máximo de legionarios de Cristo, y de haber brindado protección a otros abusadores sexuales como los presbíteros Nicolás Aguilar y Carlos López. El texto recuerda que Rivera Carrera no sólo nunca atendió a las víctimas mexicanas que fueron objeto de abuso por Marcial Maciel y otros sacerdotes, sino que los calumnió, difamó y acusó de formar parte de un complot contra el Papa y contra la Iglesia
, y dirigiéndose al propio arzobispo primado apunta: Tu inacción y encubrimiento de los abusos sexuales en contra de niños y niñas por parte de sacerdotes pederastas no te da la calidad moral necesaria para participar en la elección del nuevo líder de la Iglesia católica en el mundo.
La petición, que puede consultarse en el sitio change.org, es relevante porque señala la necesidad de transparentar los oscuros manejos clericales en la protección a agresores sexuales y de llevar a los encubridores a una rendición de cuentas.
Desde la perspectiva del propio Vaticano, el exhorto debiera resultar atendible, en la medida en que la inclusión en el cónclave de cardenales encubridores restaría legitimidad y autoridad al encuentro mismo y a su resultado: la elección de un nuevo pontífice. La inclusión en la próxima elección romana de los prelados mencionados en los documentos de SNAP y, en particular, del cardenal Rivera Carrera, significaría trasladar al nuevo papado el fardo de escándalo e indignación que acompañó a Karol Wojtyla y a Joseph Ratzinger en su paso por el trono de Pedro y que se ha traducido en un perceptible desencanto de la feligresía católica mundial ante sus guías espirituales y ante la institución que los congrega.
Independientemente de la necesidad de que las máximas autoridades del catolicismo emprendan un deslinde histórico y sin precedente de los agresores sexuales que medran en las filas de la Iglesia, y al margen del justificado clamor de justicia para las víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos, sería saludable y edificante para la institución que los organizadores del próximo cónclave dejaran fuera del encuentro a quienes, de participar en él, lo contaminarán de manera inevitable con el descrédito que llevan a cuestas. Si el Vaticano actuara de esa manera daría un paso fundamental para desactivar uno de los elementos principales del declive internacional del catolicismo y sentaría un precedente necesario para el fortalecimiento de una institución que, a pesar de sus miserias y oscuridades, ha desempeñado un papel decisivo en el proceso civilizatorio.