Belfast, 27 de junio. La reina británica Isabel II estrechó la mano del antiguo dirigente del Ejército Republicano Irlandés (ERI) Martin McGuinness este miércoles por primera vez, hito histórico tras un conflicto que costó miles de vidas durante tres décadas.

El encuentro con McGuinness, que ahora es el viceprimer ministro en el gobierno autónomo de Irlanda del Norte, llega 14 años después de que el ERI dejó la violencia para conseguir la expulsión de los británicos del Ulster, y supone uno de los últimos pasos importantes de un proceso de paz cuyo éxito ha sido estudiado en todo el mundo.

El encuentro, el primero ente la monarca británica y un alto cargo del ERI o de su brazo político, el Sinn Fein, tuvo lugar a puerta cerrada en un teatro situado en un barrio de clase media de Belfast, con la vigilancia de centenares de policías.

McGuinness estrechó por segunda vez la mano enguantada de la reina cuando ella salía del teatro, esta vez delante de las cámaras, pero a diferencia de otros invitados optó por no inclinar la cabeza.

La ropa verde de la monarca parecía haber sido elegida pensando en el color nacional irlandés, y McGuinnes expresó en gaélico sus buenos deseos a la sonriente reina.

Hubo alguna oposición al encuentro por parte de extremistas republicanos disidentes y algunas víctimas del ERI, pero la mayoría de los políticos de la provincia británica lo ha apoyado.

Hoy es un día enorme, y en cierto modo, es el apretón de manos decisivo, dijo a la BBC John Reid, quien fue secretario de Estado para Irlanda del Norte entre 2001 y 2002.

A todos los niveles, este es un paso enormemente significativo, pero sólo es un paso más en un proceso largo. Podría tardar generaciones llegar a una reconciliación absoluta en Irlanda del Norte y la isla de Irlanda, afirmó Reid.

Los protestantes quieren que Irlanda del Norte siga siendo provincia británica, mientras el Sinn Fein y los republicanos católicos quieren que forme parte de una Irlanda unida.

McGuinness es un héroe para los republicanos más extremistas, pero un personaje odiado para los unionistas, muchos de los cuales albergan sospechas sobre su pasado.

Él ha admitido que estuvo en primera línea en el conflicto contra las tropas británicas, también en el Domingo sangriento de 1972, cuando tropas británicas mataron a 13 manifestantes desarmados, pero asegura que nunca ha matado a nadie.

Para la reina y su esposo Felipe, que estrechó la mano de McGuinnes con más brevedad, el conflicto en Irlanda del Norte ha tenido consecuencias personales. Su primo lord Mountbatten murió en un atentado del ERI en 1979, junto con otras tres personas, entre ellas su nieto de 14 años, cuando estalló el yate en el que estaba de vacaciones por Irlanda del Norte.

Más de mil integrantes de las fuerzas de seguridad británicas fallecieron durante los 30 años de los llamados troubles (disturbios), de un total de 3 mil 600 muertos.