Donetsk, Ucrania., 27 de junio. La ansiedad de un duelo trabado sin goles, la agonía del alargue con arcos intactos y la crueldad de los penales fueron el festín de la primera semifinal, en la que España consiguió por tercera ocasión meterse a una final de la Eurocopa, ante una Portugal inteligente y musculosa, que no cedió un palmo de terreno sin pelear.

El cuadro luso cayó 4-2 por un error de Bruno Alves, pero lo hizo de forma orgullosa y digna. La furia roja ganó con el botín virtuoso de Cesc Fábregas.

España se convierte en la segunda selección de la historia, después de Alemania, en jugar tres finales de grandes torneos consecutivas y mantiene vivo el sueño de ser la primera en ganar el ciclo de dos eurocopas y un Mundial.

La furia roja tuvo muchos problemas para intentar hacer su juego característico, porque su control maestro no sirvió de mucho ante la velocidad y verticalidad con que Portugal le opuso resistencia. Elegancia contra vigor y táctica dejaron un duelo con 120 minutos con porterías intactas. La selección de Paulo Bento no traicionó su personalidad.

La primera mitad estuvo marcada por las vigilancias casi dictatoriales. Si Portugal controlaba a Xavi, España ponía atención en Cristiano Ronaldo; España quería posesión, pero Portugal se la quitaba.

Ronaldo se estrenó al minuto 31 con un disparo que se fue a la izquierda de Iker Casillas.

La primera parte finalizó sin que los arqueros se despeinaran y con la sensación de que los lusos se encontraban más cómodos con el desarrollo de los acontecimientos ante una España que parecía por momentos fuera de ritmo.

Del Bosque quitó a Negredo para ingresar a Cesc Fábregas. Luego entró Jesús Navas, intentando aportar el entusiasmo que tanto necesitaba su selección.

Cierto es que Portugal comenzó a acusar la fatiga por el tremendo esfuerzo defensivo realizado durante todo el partido, pero la furia roja seguía sin llevar el balón a las zonas de peligro, y los lusos mantenían viva esa amenaza que siempre es Cristiano Ronaldo.

La prórroga era irremediable, aunque a punto estuvo de evitarlo Portugal con la mejor ocasión al final de la segunda parte, pero Ronaldo, ya dentro del área, mandó el balón a la grada.

Los penales decidieron al finalista. Allí triunfó España, con Fábregas como ejecutor final.

Después de la hazaña, Fábregas comentó que tenía un presentimiento y que por eso quería cobrar el quinto penal.

Me habían dicho que iba a tirar el segundo, pero dije que no, que quería lanzar el último, confesó el volante, quien se convirtió en el héroe de su equipo. Tenía la intuición de que las cosas iban a ir bien y que la vida me tenía reservado algo tan bonito como esto, afirmó.

El seleccionador español, Vicente del Bosque, elogió el esfuerzo de los jugadores tras una temporada dura, e incluyó al portugués Cristiano Ronaldo, porque todos llegaron al límite físico y rechazó que salieran a cuidarse.

Nosotros no pretendemos salir a defender, no se nos puede catalogar así, pero jugamos bastante bien en la zaga; estamos contentos y es una buena base para lograr triunfos, explicó.

El entrenador portugués Paulo Bento lamentó la mala suerte de su equipo, pero se mostró orgulloso de que sus pupilos se hayan mostrado competitivos en el torneo.

Lo hicimos muy bien, considerando cómo jugamos y ante qué oponentes. Siempre lo hemos hecho de manera fantástica. Durante 90 minutos fuimos mejores, pero en la prórroga no logramos ser eficaces. España fue más fuerte después y la dejamos jugar mejor en la prórroga, agregó.

El luso se quejó de la crueldad de los penales en la decisión del ganador: Si tuviera que elegir una manera de perder, no hubiera sido ésta, pero si se pierde, se tiene que perder. España es un equipazo y podemos sentirnos orgullosos.