En los pasados cinco sexenios murieron un millón 300 mil niños mexicanos por desnutrición, hambre y enfermedades relacionadas que pudieron ser evitadas si se hubiera optado por un modelo de atención a la nutrición y salud materno-infantil basado en la garantía de acceso efectivo a mínimos de bienestar, en lugar del modelo fallido que se basa en la igualdad de oportunidades en un sistema de libre mercado, advierte el diagnóstico realizado por expertos que sirve de base para el Foro Nacional para la Construcción de la Política Alimentaria y Nutricional (Fonan).

El foro comenzó ayer en el Centro Médico Nacional y es organizado por 22 instituciones, entre ellas la Universidad Autónoma Metropolitan Xochimilco, el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autónoma de la Ciudad de México y el Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán. Los resultados se entregarán en octubre al presidente electo, con la finalidad de incidir en el Plan Nacional de Desarrollo.

El documento marco del Fonan advierte que de acuerdo con la tendencia de caída de la desnutrición infantil observada en los censos nacionales de talla (1994-2004) se espera que en medio siglo se abata en los estratos más pobres, en las zonas indígenas y el medio rural de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Yucatán, Puebla y Veracruz. Precisa que en una comparación entre las tasas de mortalidad en menores de cinco años de México y Costa Rica en las tres décadas pasadas, se reportaron cerca de un millón 300 mil muertes de niños mexicanos,

También hay una epidemia de obesidad que afecta a 70 por ciento de la población adulta del país, pero en el medio rural esta situación es más grave, porque la obesidad en adultos que fueron desnutridos en la infancia presenta mayor daño metabólico y aumenta considerablemente el riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares, ciertos tumores malignos y otras enfermedades crónicas no transmisibles.

Héctor Bourges, del Instituto Nacional de Nutrición, en entrevista planteó que México tiene niveles tan altos de obesidad –segundo lugar mundial en adultos y el primero en niños–, porque aquí se presentaron las condiciones para que haya un ambiente obesigénico, tiene que ver la herencia cultural indígena, se trata de una población que en general tiene poca seguridad en sí misma y siente que lo suyo es inferior a los demás; tiende mucho a copiar patrones de alimentación, requiere un análisis sociológico.