El Cairo, 11 de junio. El ex presidente egipcio Hosni Mubarak, de 84 años, preso desde su condena a cadena perpetua el 2 de junio, acusó a las autoridades de querer matarlo en la cárcel, después de que una fuente médica declaró que sufrió dos paros cardiacos.

La denuncia la dio a conocer este lunes Farid Dib, abogado del ex presidente, depuesto en febrero de 2011 tras casi un mes de multitudinarias protestas.

Me quieren matar. Sálveme señor Farid, encuentre una solución, dijo Mubarak a su abogado, quien señaló que el ex presidente está en malas condiciones de salud. Su estado es muy crítico y debe ser transferido inmediatamente a un hospital.

Dib sostuvo: esto es asesinato deliberado; es venganza. No pido que lo liberen. Digo que lo lleven a un hospital donde pueda ser retenido y cuidado, tras declarar que el ala médica donde es atendido Mubarak no está bien equipada.

Según una fuente médica de la prisión de Tora, en las afueras del El Cairo, donde se encuentra recluido el ex presidente, el corazón (de Mubarak) se paró dos veces. Los médicos tuvieron que recurrir a un desfibrilador. Por momentos está consciente y se niega a probar alimento, añadió la fuente, que pidió el anonimato.

La familia de Mubarak solicitó su traslado a un hospital, pero las autoridades hicieron saber que no han tomado una decisión al respecto, por lo que será tratado como cualquier prisionero.

Sin embargo, los opositores de Mubarak indicaron que tanto el derrocado presidente como quienes lo rodean exageran su condición de salud para lograr algo de simpatía pública.

Por lo pronto, las autoridades carcelarias aceptaron un pedido de Mubarak para que su hijo Alaa esté junto a él en el hospital de la prisión, luego que una medida similar permitió que su otro vástago, Gamal, también lo acompañe en la cárcel.

Mubarak padece cáncer, problemas cardiacos y depresión, luego de que fue expulsado del poder tras una revuelta popular contra su régimen en febrero de 2011, la cual ordenó reprimir con saldo de 850 muertos.

Fue enjuciado por la represión de las protestas, y el pasado 2 de junio fue condenado a cadena perpetua.

Seis altos funcionarios de seguridad de la época fueron absueltos, lo que llevó a muchos egipcios a considerar que el proceso fue demasiado clemente, por lo que salieron a las calles de El Cairo y otras partes del país para exigir un juicio justo.

Mubarak compareció en una camilla durante su proceso pero numerosos egipcios estimaron que se trató de una táctica para inspirar lástima.