La víspera de la celebración del Día del Niño y en un contexto de violación permanente a las garantías básicas de este sector, los menores más pobres del país no tienen garantizado el derecho elemental a la educación. Aunque el gobierno federal presume la cobertura universal de la enseñanza básica, hoy en día 5.5 por ciento de la población entre cinco y 14 años no acude a la escuela, y en las localidades más pequeñas y en extrema pobreza, 7 por ciento de menores de edad son analfabetas.

Dicha cifra es tres veces mayor que la de niños que habitan en comunidades de más de 2 mil 500 habitantes, donde la proporción de menores que no saben leer y escribir es de 2.3 por ciento, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Ante ello, el organismo recordó que no recibir la educación elemental para que la población adquiera la habilidad de la lectoescritura atenta contra un derecho universal, y los efectos son devastadores para quien lo padece.

Las personas en esta situación carecen del reconocimiento social que merecen, presentan baja autoestima, escasa autonomía y poca reflexión crítica, lo que hace que sean víctimas de engaños y presenten limitaciones a la hora de conocer y de acceder a los derechos individuales que la ley les otorga, advirtió.

A escala nacional, la tasa de analfabetismo asciende a 6.9 por ciento, lo que significa 5 millones 393 mil 665 personas.

La proporción de analfabetas funcionales llega a 11.6 por ciento, aunque hay municipios en Oaxaca, Guerrero y Veracruz, donde alcanza a 60 por ciento de sus habitantes.

En México, 3.6 por ciento de la población de ocho a 14 años no sabe leer y ni escribir. Dentro de ese universo, casi 30 por ciento no asiste a la escuela.

Datos del Inegi indican que mientras 96 por ciento de los niños que viven en los 125 municipios de mayor índice de desarrollo humano asisten a la escuela, el porcentaje desciende hasta 87.9 para los menores de edad que viven en los municipios de menor índice en ese rubro.