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Recuerdan el ataque de hace 75 años sobre la población civil vasca en un día de mercado

Gernika mira al pasado, aprende de él y reflexiona a futuro: alcalde de la ciudad

Acuden a la conmemoración sobrevivientes de otras matanzas como Hiroshima y Nagasaki

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El embajador alemán Reinhard Silberberg (a la izquierda) recibió ayer en nombre del ex presidente de Alemania, Roman Herzog, el premio Gernika por la Paz y la Reconciliación. Entregó el reconocimiento el alcalde de la localidad vasca José María GorroñoFoto Reuters
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Asistentes a la octava entrega de premios para conmemorar el 75 aniversario del bombardeo a la ciudad vasca, luego de entonar el himno al Árbol de GernikaFoto Reuters
Corresponsal
Periódico La Jornada
Viernes 27 de abril de 2012, p. 27

Madrid, 26 de abril. 75 años después del bombardeo, Gernika mira al pasado, aprende de él y reflexiona a futuro, aseguró José María Gorroño, alcalde de la localidad vasca bombardeada por la Legión Cóndor alemana a petición del general golpista y de ideología fascista Francisco Franco, que se convirtió después de la Guerra Civil en uno de los dictadores más longevos del siglo XX.

Como cada año a las 15:45 horas –momento en el que se inició el ataque– Gernika se quedó en silencio durante cuatro minutos, rememorando aquel episodio que provocó centenares de muertos y que pasó a la historia como el primer bombardeo indiscriminado contra una población indefensa.

El 26 de abril de 1937, en un día de mercado y con el pueblo lleno de comerciantes y vecinos que intercambiaban enseres en plena depresión económica por el conflicto bélico abierto en España –la guerra civil–, Gernika sufrió un bombardeo que duró cuatro minutos de horror. Los ejecutores fueron la Legión Cóndor y la aviación italiana, pero la orden la dio Francisco Franco, entonces general alzado contra el orden establecido de la segunda república.

Es un hecho histórico reconocido por numerosos historiadores y hasta por el propio Estado alemán –que cada año envía a algún representante y en el 70 aniversario ofreció una disculpa pública por su responsabilidad en la matanza–. Sólo en Madrid, el centro del poder político se sigue cuestionando el episodio con diversas teorías y los sucesivos gobiernos desde la restauración de la democracia –en 1976– se han negado a pedir perdón y a reconocer la responsabilidad de Franco y sus tropas en los hechos.

Este 75 aniversario fue parecido. A Gernika llegaron delegaciones y representantes de pueblos masacrados, como los emisarios de Nagasaki –la primera ciudad que sufrió los estragos devastadores de la bomba atómica– y hasta procedentes de Alemania. Mientras el gobierno del conservador de Mariano Rajoy no envió a nadie y ni siquiera se atendieron las dos reivindicaciones históricas de la comarca y de las víctimas: que se pida perdón y se reconozcan de una vez los hechos, y que se traslade, aunque sea temporalmente, el célebre cuadro Gernika, de Pablo Picasso, a la ciudad en la que se inspiró para pintarlo.

El presidente del gobierno vasco, el socialista Patxi López, acudió al homenaje y resaltó que Gernika es un símbolo de paz y por eso de ahí querían lanzar un grito de protesta contra la violencia en cualquier lugar del mundo. O, como lo expresó su alcalde, Gorroño, 75 años después del bombardeo, Gernika mira al pasado, aprende de él y reflexiona a futuro. Así lo expresaron además en el momento de desvelar una escultura del artista vasco Nestor Basterretxea, instalada en un lugar donde cayó una de las miles de bombas arrojadas desde los aviones.

El aniversario también sirvió para entregar los premios Gernika por la Paz y la Reconciliación, que en esta edición reconocieron la labor del ex presidente de Alemania, Roman Herzog (1994-1999), y las asociaciones pacifistas Lokarri y Gernika Gogoratuz.

El embajador alemán Reinhard Silberberg acudió en nombre del premiado Herzog, quien entregó un mensaje en el que decía: Alemania mantiene viva la conciencia de la responsabilidad de los crímenes de la dictadura nacionalsocialista, por eso lamentó que aquel 26 de abril muchos ciudadanos indefensos hayan perdido la vida y hayan sido víctimas de un sufrimiento inenarrable, así como de la destrucción de su historia. Gernika fue una advertencia premonitoria de los horrores de la guerra aérea, una memoria que sigue doliendo. Pero a menudo las heridas históricas nos hacen ver el valor de la integración de una Europa en libertad.

Terumi Kuramori, de 68 años y víctima de la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki, explicó que aquella matanza había dejado una cicatriz incurable en todos los sobrevivientes y que todos, a raíz de lo que ella conoce, tienen todavía en su interior el miedo y la angustia. Una idea que también compartió otra de las víctimas japonesas presentes, Kiyomi Igura, de 86 años, y quien fue parte del equipo médico que intentó salvar vidas durante el desastre atómico: “No paraban de llegarnos personas heridas, calcinadas. Algunas estaban tan quemadas que era imposible distinguir si eran hombres o mujeres. Nos miraban agonizantes gritándonos: ‘agua, por favor’. Por eso es importante legar a las próximas generaciones un mundo sin guerras, un mundo de esperanza donde ningún Nagasaki vuelva a ocurrir”.

Operan al rey

El rey Juan Carlos de España fue sometido esta noche a una nueva operación para reducir una luxación en la cadera que ya le habían intervenido hace unos diez días, informaron medios locales.

Un vocero de la casa real indicó que la luxación del monarca, de 74 años, ocurrió por un mal movimiento al levantarse o al sentarse, reportó Dpa.

El médico que lo atiende decidió operarlo para colocarle la prótesis de nuevo, en una intervención que no es de gravedad.

El rey había reaparecido en la tarde públicamente después de ser operado y de ofrecer disculpas por su polémico viaje a Botsuana para cazar elefantes.